El cambio climático es el problema más perentorio que tiene la humanidad, actualmente. Las acciones para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), especialmente el CO2, determinan el compromiso adquirido en el COP21, cuando se trazo la ruta de carácter global como es la “Descarbonización del Sistema Energético”, lo cual lleva implícito la sustitución de las fuentes energéticas fósiles en la matriz energética mundial por fuentes mas amigables al ambiente. Aunado a esta descarbonización, existen otras acciones que contribuyen a combatir el cambio climático, tales como: aumento de la eficiencia energética, electrificación de la demanda energética, captura y almacenamiento de las emisiones de CO2.
Por otra parte, es necesario diferenciar dos conceptos básicos en esta transición energética como son: Carbono Neutro y Cero Neto.
– Carbono Neutro: Significa lograr un resultado final de cero emisiones de carbono compensando el déficit negativo de emisiones producto de las actividades antropogénicas, con la compra de créditos de compensación de carbono (Bonos de Carbono). Es de señalar que la gestión del mercado de los bonos es el punto más álgido a resolver en el COP26 (noviembre 2021)
– Cero Neto: Es un objetivo más ambicioso que se aplica a todas las actividades productivas y de servicios en sus cadenas de valor (léase empresas e industrias). Esto significa reducir las emisiones indirectas de carbono desde los proveedores hasta los usuarios finales. En otras palabras, todos los sectores económicos y no económicos participan en la vigilancia de la obtención de bienes y servicios para alcanzar mínima emisión de GEI
El protocolo de las emisiones GEI, es mostrado en el cuadro a continuación. Contempla 3 niveles donde se clasifica en emisiones directas e indirectas. Las emisiones indirectas de nivel 3, son las más difícil de contabilizar por el esfuerzo mancomunado que deben realizar los proveedores de insumo, los usuarios de esos insumos y los consumidores finales de los bienes y servicios.
En línea con lo anterior, la Agencia Internacional de Energía (IEA) ha desarrollado su análisis denominado “Net Zero by 2050” que recoge un conjunto de acciones que conllevan a alcanzar los compromisos contraídos por los países en el COP21.
El documento de la IEA, desarrolla una prospectiva del consumo de energía a nivel mundial para el periodo 2020 – 2050. La gráfica a continuación muestra los resultados de la prospectiva, donde el consumo global de energía se disminuye en 45 EJ (7 GBPE), al compararla con el consumo del 2020, que se situó en 587 EJ (91.3 GBPE). Esta disminución obedece a un mayor uso racional de la energía y sobre todo una mayor eficiencia energética.
Por otra parte, se observa el auge de las fuentes de energías más amigables al ambiente, lo cual es el resultado de la premisa de emisión cero neta en el 2050. Las energías fósiles son sustituidas, y pasan de una participación del 79 % en el 2020 a 22 % en el 2050. Nótese el auge de la solar y eólica al participar en el 2050 con el 20.1 % y 16.4 %, respectivamente, del total de energía demandada.
Un detalle de las metas a alcanzar para reducir las emisiones a cero neto en el 2050, por sectores productivos y de consumo se muestra en la gr+afica a continuación. (Ver grafica más grande).
Algunas de las metas:
No aprobación nuevos proyectos de hidrocarburos y carbón (2021); 60 % de las ventas globales de vehículos son eléctricos (2030); Emisión neta cero en la producción de electricidad en países de la OECD (2035); Solo ventas de vehículos eléctricos (2035); Cero emisión en la generación eléctrica (2040) y 70 % de la electricidad es solar y eólica (2050)
En lo atinente a la demanda eléctrica para un mundo electrificado, que es una de las metas a alcanzar, se muestra en la gráfica anterior la prospectiva para el escenario emisión neta cero.
La generación eléctrica pasa de 26.8 Peta vatios horas (PWH) a 71.1 PWH, equivalente a un crecimiento interanual del 3.3 %. Para el año 2020 la participación de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) es del 61.1 %, y para el año 2020, esta participación se reduce a 2.2 %, es decir, toda la generación eléctrica esta soportada por fuentes energéticas amigables al ambiente, cumpliendo así el objetivo de la descarbonización del sistema eléctrico global.
En lo atinente a las fuentes eólicas y solar, estas participan con el 67.9 % del total a generar en el 2050. Los porcentajes individuales son de 33.0 % para la solar y 34.9 % para la eólica.
Finalmente, alcanzar la emisión neta cero para el año 2050 es un salto cuántico que en materia energética debe realizar la humanidad y que cambiara la forma de vivir e interactuar con el ambiente como hasta ahora se ha hecho.
Transformar las economías para llegar a cero emisiones netas no será fácil. Pero hay evidencias que demuestran que esto es técnicamente posible, tal como lo detalla el documento de la IEA.
No hay duda que para enfrentar la crisis climática es necesario y perentorio la descarbonización del sistema energético global, siendo los gobiernos los protagonistas, que con sus políticas públicas faciliten la transición hacia un nuevo estadio energético, y del consenso de ellos depende el éxito del COP26.
Nelson Hernández es ingeniero energista @energia21 y Académico de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela