Mercedes Marín / Delta Amacuro
Esta semana los asiduos visitantes de la plaza Bolívar de la capital deltana quedaron estupefactos al ver que la estatua del Libertador, estaba sin las cuatro placas de bronce que estaban en cada cara del pedestal de la figura central.
Lo impresionante del caso es que nadie vio, nadie supo, estando al frente de la Gobernación y a media cuadra de la Policía Municipal.
Esta estatua tiene su historia y es orgullo para los deltanos. Según es la más grande construida a escala real en el año 2007, por el escultor venezolano Julio César Briceño. Inaugurada un 24 de julio. Un detalle aportado por el alcalde de la época, Dr. Edgar Domínguez, es que allí hay arena del Monte Sacro, oculta en un espacio, como símbolo del juramento del Genio de América de libertar las naciones.
La otra estatua a la que también le hurtaron la placa fue a la de Monseñor Argimiro García de Espinoza, primer Obispo de la Misión de Tucupita.
La Policía Municipal supuestamente recuperó dos de las cuatro placas que los delincuentes se llevaron de la estatua del Libertador. Aunque hay un hermetismo en torno al hecho, la colectividad espera una solución frente a este tema y que una acción como esta no vuelva a ocurrir.
Fotografía: José Gregorio Ruíz