Los adornos navideños o los tradicionales villancicos escasean este año en Haití, una muestra de la aguda crisis sociopolítica y económica que golpea este país.
Atrás quedaron las compras, la limpieza de los barrios, los regalos para los niños o el remozamiento de las casas, que forman parte de las tradiciones de los haitianos, que por costumbre dan la bienvenida a la Navidad a principios de diciembre, colocando en la entrada de sus hogares árboles o ramas de pino.
Las calles y los mercados siguen atestados de personas, que, sin reparar en estas fechas, tratar de sobrevivir en medio de un panorama cada días más incierto.
ESTE AÑO NO HAY NADA
“La venta no está tan caliente como en el pasado. Este año no hay nada”, se queja Jean Pierre, un vendedor de productos electrónicos en la esquina de la avenida Christophe y Jean Paul II, a menos de un kilómetro del Palacio Nacional.
Para los haitianos, los periodos festivos y sobre todo el fin de año son una señal de buenas ventas, especialmente en el sector informal que mantiene viva la economía del país, en caída libre desde hace años.
“Este año veo que es diferente. Ni siquiera se oyen los villancicos. Este año no hay preparación”, continúa Jean Pierre en declaraciones a EFE.
A su lado, Marie Pierre, que da gracias a Dios “por seguir vivo”, se queja de que no hay actividades festivas, ni dinero.
NI CENA NI FIESTAS
La escasez de algunos alimentos o el alto coste de los mismos dificulta, además, que un haitiano promedio pueda hacer la tradicional cena navideña, compuesta básicamente de arroz con frijoles, cerdo, pollo o macarrones.
A esto se agrega la inseguridad creciente y generalizada, que prácticamente impide la vida nocturna en este país, que desde hace un buen tiempo sufre el azote de bandas armadas.
UN 2021 DIFICIL
Para analistas o ciudadanos de a pie este es el peor año que ha tenido la nación, debido a una serie de acontecimientos, que van desde el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio, hasta el terremoto del 14 de agosto que devastó gran parte del sur de Haití causando la muerte de 2.248 personas.
Este año, “la situación ha sido muy difícil. No quiero decir catastrófico. Es una situación extremadamente difícil para los hogares y las empresas”, declaró a EFE el economista haitiano Enomy Germain.
Todo lo que está ocurriendo, afirmó, “es consecuencia visible” de la crisis social y política, agravada por el asesinato, a manos de un comando armado, del presidente Moise, que desde hace tiempo había enfrentado múltiples protestas, algunas de las cuales llegaron a paralizar el país, deteriorando aún más la débil economía local.
“Cuando hay una crisis política, los indicadores económicos tienden a deteriorarse. Afecta a la vida de los hogares, provoca el cierre y la quiebra de los hogares”, señaló Germain, quien citó que solo el terremoto de agosto supuso una pérdida del 15 % del PIB de Haití, cuya economía se contrajo un 3,3 % en 2020 y podría menguar un 1,3 % adicional al finalizar este año.
EFE.