Quien por más de 30 años fue el responsable de los entretenimientos en el Diario Panorama y en diversos periódicos regionales en Venezuela, el doctor en derecho, Edgardo Romero Escobar, falleció este jueves en la población de Polonuevo, Colombia.
El abogado, quien se autodenominaba como Constructor de Crucigramas, se inventó esta profesión por sugerencia de su amigo, directivo del Diario Panorama, Len Navas; luego de probar suerte en Estados Unidos, en busca de mejores adelantos científicos para su menor hijo diagnosticado con autismo, la cual no consiguió; entonces se radicó definitivamente en Maracaibo y se convirtió en el hombre de los crucigramas de la «E» (la inicial de su nombre que siempre identificaba sus trabajos).
En su Colombia natal, Romero Escobar fungió como juez, con una brillante carrera judicial, truncada por intentos de presiones de irregulares; por lo cual se mudó a la capital zuliana en busca de una mejor calidad de vida, con su esposa y sus hijos, dos colombianos y dos venezolanos, de allí su gran amor por ambas naciones.
Más de 10 mil crucigramas hicieron «sacar canas», disfrutar y hasta crear polémica en oficinas y talleres mecánicos, donde tenía grandes seguidores y una fanaticada muy fiel.
Juegos de palabras, criptogramas, sopas de letras, fueron algunos de los entretenimientos más populares de Romero, quien decía que el mejor crucigrama es aquel que todos pueden resolver y así dedicó años a estudiar, leer, investigar, ejercitar la mente y mantener a su público bien instruido.
Tanto así que escribió un libro de sus memorias, con 50 de las mejores anécdotas de su vida, del cual estaba sumamente orgulloso, solo se imprimió un ejemplar, pero a todos sus amigos y conocidos hizo llegar en medio magnético, como un regalo por las atenciones brindadas, sobre todo al personal médico que lo cuidaba.
Edgardo Romero rendía homenaje a personajes ilustres, artistas, deportistas y políticos, y fue este trabajo que lo hizo merecedor de la Orden San Sebastián en Primera Clase por su dedicación y empeño, otorgada por la entonces Alcaldesa de Maracaibo, Evelyn Trejo de Rosales, en el año 2012, como reconocimiento a su inventiva.
Gran creyente, súper devoto, perteneciente a la Comunidad de los Franciscanos, fue Ministro de la Palabra y de la Sagrada Comunión, siempre Servidor del Señor en diversas comunidades.
Con 84 años, don Edgardo concluyó su paso por este mundo como retornado en su amada Colombia, con una hermosa cosecha terrenal: su amantísima esposa María Olivia Domínguez, con quien compartió 54 años de unión matrimonial, sus 4 hijos y 4 nietos; rodeado de sus hijos políticos, hermanos, primos y sobrinos.
Descansó en la paz del Señor en un pueblo que amó profundamente, donde fue Juez Promiscuo Municipal y donde encontró al amor de su vida, su esposa.
Del particular nombre del municipio siempre decía; hay tres polos en el mundo, Polo Norte, Polo Sur y Polonuevo, donde desde hoy reposarán sus restos mortales.
Por Katia Romero Domínguez.