Águeda Chávez es una docente universitaria en Honduras y ya recibió la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 de AstraZeneca. En noviembre recibirá la segunda dosis. “En mi familia la mayoría ya están vacunados. (…) como se ha recibido bastante donación, las compras han sido mínimas”, dijo a la Voz de América.
Hasta el 23 de julio, Honduras había vacunado con al menos una dosis al 22% de su población. En cuanto a segundas dosis, solo el 3% está inmunizado.
Las donaciones de vacunas COVID-19 a los del países del Triángulo Norte han dado un nuevo giro al ritmo de vacunación en la región, que hasta hace unos meses era bajo en comparación con el resto de los países.
La VOA documentó los donativos de vacunas recibidos por Honduras, Guatemala y El Salvador desde febrero de 2021 y constató que el 80% de las vacunas recibidas en la región hasta el 20 de julio provino de Estados Unidos, el 14 % fue a través del mecanismo COVAX y el 6 % fue donado por México, Israel, la India y China.
En el caso de Honduras, también hubo 78.000 vacunas donadas por El Salvador.
El 10 de junio, el presidente Joe Biden anunció que Estados Unidos donaría 80 millones de vacunas a los países de América Latina. Parte de estos donativos ya han sido recibidos en El Salvador, Honduras y Guatemala, donde en medio de la pandemia y la crisis económica generada por las medidas para contenerla no ha cesado el flujo de migrantes hacia México y Estados Unidos.
Los donativos también se dan en el marco de la creciente influencia de China en la región, sobre todo en El Salvador, cuyo gobierno compró 4.000.000 dosis de Sinovac, la vacuna con la que han sido inmunizados la mayoría de los salvadoreños que ya recibieron dos dosis.
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¿Cómo avanza la vacunación en la región?
Con una población de 6 millones y medio de habitantes, El Salvador tiene la tasa más alta de vacunación en el Triángulo Norte de Centroamérica: hasta el 26 de julio, los datos registran una tasa de 21.958 personas vacunadas completamente por cada 100.000 habitantes.
En porcentajes, El Salvador ha vacunado al 44% de la población con la primera dosis y al 22% con la segunda.
En Honduras, con casi 10 millones de habitantes, se ha vacunado al 22% de la población con al menos una dosis, y al 3% con dos dosis.
Guatemala tiene al 23% de su población de 16 millones de habitantes vacunada con al menos una dosis, y nadie con las dos dosis.
La desventaja de Guatemala podría tener su origen en el hecho de que su gobierno firmó un contrato con la empresa que fabrica la vacuna Sputnik V rusa para que le proveyera 16 millones de dosis.
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La doctora Karin Slowing, especialista en Políticas Públicas del Laboratorio de Datos de Guatemala, dijo a la VOA que el país empezó tarde a negociar la adquisición de vacunas, a finales de septiembre de 2020, y la negociación con el mecanismo COVAX comenzó en junio.
“Sabíamos que este mecanismo solo iba a aportar el 20 % de las vacunas que necesitábamos para vacunar a la población adulta”, recordó Slowing.
El Salvador empezó sus negociaciones con empresas proveedoras de vacunas en abril de 2020. Eso le permitió iniciar la vacunación el 18 de febrero de este año, dirigida en un principio a médicos, enfermeras, soldados y policías.
A finales de marzo empezó a vacunar a maestros y docentes universitarios, y en abril inició la vacunación para mayores de 80 años.
“Hay que reconocer que El Salvador como país está muchísimo mejor en cuanto a la disponibilidad de vacunas, si lo comparamos con los vecinos como Guatemala y Honduras. Creo que eso es un buen punto que han ganado las autoridades de salud en El Salvador”, explicó el médico intensivista José Gonzalo Batres Baires.
El 29 de julio, este país inició la vacunación para personas mayores de 12 años. Sin embargo, los médicos que siguen de cerca el proceso, advierten que el hecho de que se haya reducido la edad para vacunarse no implica que todas las personas aptas para hacerlo completarán su vacunación, pues hay un grupo de personas escépticas a la vacuna, algunos con argumentos religiosos.
Al respecto, Batres Baires cree necesario que los líderes de todos los ámbitos de la sociedad, incluso pastores, sacerdotes y obispos insten a quienes los siguen y escuchan a vacunarse.
El intensivista advirtió que la pandemia es una situación complicada en la que la vacunación sólo es uno de los eslabones que se deben utilizar para salir adelante de la fase aguda de la pandemia.
Luego recordó que el hecho de que las personas estén vacunadas no implica que no vayan a enfermarse.
“Esperamos que la cantidad de pacientes con enfermedad severa sea menor; de tal manera, que el número de enfermos ya no va a ser importante, sino que lo importante va a ser el número de personas que terminan en el hospital”.
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