Las protestas, que promueve la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, se mantenían el lunes por octavo día consecutivo, sin salidas a la vista. Buena parte de la circulación por carreteras se encuentra obstruida.
En medio de largas caminatas por calles y avenidas de Quito transcurrió el inicio de la segunda semana de paralización nacional de actividades que impulsa la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).
A medida que pasaron las horas, este lunes, se advertían con claridad algunas consecuencias de la huelga en buena parte de la capital del Ecuador: escaso transporte, pese a que no plegó al paro; actividades comerciales irregulares; decenas de policías y militares apostados en puntos estratégicos de la ciudad; y un diálogo que cada vez parece más lejano, entre indígenas y el gobierno.
En su más reciente aparición pública, emitida a través de las redes sociales y con una duración de casi dos minutos, el presidente Guillermo Lasso insistió en una frase que se ha repetido a lo largo de los últimos días, pero que no termina de concretarse: “Nosotros siempre hemos estado abiertos al diálogo”.
En dicha intervención, además, Lasso aseveró que el día sábado 18 le respondió a la CONAIE, cuando declaró en emergencia al sistema de salud pública, duplicó el presupuesto para la educación intercultural, aumentó el Bono de Desarrollo Humano y condonó deudas, entre otros aspectos.
Sin embargo, el mensaje presidencial -en principio conciliador- nuevamente apeló a señalar a los indígenas como los responsables directos del cierre de carreteras interprovinciales y calles y avenidas en las principales ciudades, principal consecuencia de la medida de hecho.
“Su respuesta, más violencia, nuevas amenazas de atacar a Quito. No podemos permitir que unos pocos violentos impidan trabajar a millones de ecuatorianos”, sentenció Lasso, quien emitió el mensaje desde el balcón del Palacio de Gobierno, en el Centro Histórico de Quito, fuertemente resguardado y parcialmente cerrado al paso de transeúntes y vehículos.
En lo que pareció una nueva respuesta del movimiento al gobierno, la CONAIE manifestó también –a través de las redes sociales- que “no llegamos a ´tomarnos´ Quito. La capital ya está sitiada y militarizada, ya está tomada por la delincuencia, el desempleo, la pobreza y el mal gobierno”, mencionó la agrupación. Tras esa afirmación, reiteró que el paro de actividades continúa.