Opinión / Luis David Duque García
No podía no escribir algunas líneas sobre las elecciones presidenciales de mañana 29 de mayo en Colombia. Muchos amigos me han pedido que les cuente que opino sobre ellas.
La mayoría creen que yo tengo una bola de cristal para adivinar el futuro, o que tengo acceso a información privilegiada, y otros simplemente quieren un poco de explicación de la fauna electoral colombiana, llena por un lado de especies en vía de extinción y por otro, la aparición de nuevas especies con mutaciones socromáticas sin denominación de origen. A esos amigos, espero poder explicar con este relato lo que quedó de Galán Sarmiento y Gómez Hurtado, quienes espero en paz descansen, ya que nosotros no lo podremos hacer hasta el 19 de junio.
Antes que nada, tengo que aclarar, para quienes no lo saben, que soy un colaborador en la estrategia de la campaña del Presidente de la Gente, que en estas elecciones soy tan Fiquista como Egan, Marbelle o el Tino y que mi voto por Fico no está en duda, pues no lo cambio por ninguna encuesta por más que la publique Semana (yo no le tengo miedo a perder, yo soy hincha del deportivo Pereira). Así que, de seguir leyendo, ya fueron advertidos y podrán imaginarse el final.
Mañana, escogeremos entre tres modelos para que lleguen dos a segunda vuelta. El primero, lleva más de 40 años intentando llegar al poder. Originalmente desde la clandestinidad de un grupo guerrillero y ahora desde la orilla siniestra de la democracia. Este modelo viene de la escuela anarquista-socialista, donde hoy se camufla con las bombas molotov de la Primera Línea, los abrazos ancestrales de Francia, el dúo camaleónico y ponzoñoso parlamentario y las bolsas negras y turbantes llenos de dinero. El segundo modelo, viene de la unión de buenos gobernantes locales (algunos impopulares pero eficientes) y la unión de sectores con miedo de caer al vacío donde cayeron cubanos, venezolanos y otros hermanos latinoamericanos. La prioridad de este modelo es construir desde lo construido, pasando desde Gaviria hasta Uribe, incluyendo el Sí de Santos y hasta cargando con el peso, no liviano, del presidente Duque. Y el tercer modelo, pareciera que es un mal guion de ficción criolla entre House of Cards, Alicia en el País de las Maravillas, Los Simpson y Papá Noel. Este modelo lo describo como: Demagogia arrabalera con toneladas de autoritarismo senil. Qué, sin el buen uso de las plataformas digitales, sin su disciplina en el mensaje populista y sin una que otra ayuda mediática y estadística, estaría más perdido, que el propio candidato cuando le preguntaron por el departamento del Vichada.
No votaré jamás por Petro porque sería sufrir de alzhéimer. Yo no olvido las imágenes del Palacio de Justicia ardiendo y tampoco olvido que fue un pésimo alcalde de Bogotá, saliendo con más del 60% de desaprobación y dejando a la capital del país en la peor crisis institucional hasta entonces. Tampoco sufro de miopía política y reconozco muy bien a la bandola que hace parte de su Pacto Histórico. ¿Se imaginan a Roy Barreras, Armando Benedetti, Piedad Córdoba, Gustavo Bolívar, Iván Cepeda y Rodrigo Londoño alías “Timochenko”, liderando el “cambio sabroso”?. Tampoco sufro de retraso mental para saber que sus promesas de campaña son irrealizables o peligrosas. Las pensiones, la democratización y el perdón social, sólo son las más sonadas en los aburridos debates presidenciales, pero no olvidemos el tren elevado entre el pacífico y el caribe que pasaría por el frente de la casa en el aire de Escalona, o su pirómana reforma fiscal que duplica el valor esperado a la que desató el estallido social el año pasado y que no ha logrado sustentar claramente. Además, ante una eventual ausencia de temporal o definitiva de Petro, ¿se imaginan este país manejado por Francia Márquez?, mujer que valoro por su historia de vida y por su liderazgo y activismo social, pero que claramente tiene más odio y sed de venganza que capacidad gubernamental. Petro genera desconfianza. Petro es inestabilidad.
También tengo razones para no votar por Rodolfo. En una cantidad menor, pero no menos importantes. No puedo con el golpe al Concejal por denunciar sus actos de corrupción (y que hoy tiene el descaro de salir a criticarle a otros), no puedo con el audio donde trata a sus clientes como vaca de leche para ordeñar burlándose por cobrarles intereses 15 años, no puedo con la grabación donde le da órdenes de saltarse la ley a un subalterno de la alcaldía para beneficiar a un privado, no puedo con la defensa y ejemplificación que hizo de Pablo Escobar, no puedo con las amenazas de pegarle un tiro a un comprador de sus apartamentos por solicitar servicios de postventa, no puedo con su postura misógina cuando le preguntan por el papel de su esposa en el gobierno y de las mujeres en la sociedad, no puedo con su demagogo comercial del mar, no puedo con su declaración abierta y retadora que su mayor cercanía ideológica y forma de gobierno es con la de Petro. Rodolfo es incoherencia. Rodolfo es demagogia. Espero que no me toque el 19 de junio escoger entre Petro y Rodolfo. Sería como escoger entre la gonorrea y la sífilis. No me gusta ninguno de esos dos candidatos. Pero como dice el meme viral de WhatsApp: ¡yo por la gonorrea no voto! Vulgar pero cierto.Por el contrario, tengo razones suficientes para votar por Fico. Como él mismo lo ha dicho, no tiene ínfulas inmaculadas y tampoco sufre de superioridad moral. Su visión de construir país desde las regiones es quizás la mayor identidad que tengo con su propuesta. Tiene como prioridad la unidad del país, la coherencia entre sus palabras con sus acciones y buscar rodearse de los mejores hombres y mujeres para liderar las reformas que necesita Colombia. Demostró en su paso por la alcaldía de Medellín, que se pueden hacer la cosas bien, sin necesidad de señalamientos, investigaciones y mucho menos imputaciones, además con la ventaja que los medellinenses le dieron una buena calificación al salir de su gobierno. Fico sabe que la gente está pidiendo a gritos hacer las cosas de una forma diferente, él quiere hacer las cosas diferentes, quiere trabajar diferente, por una Colombia diferente.
También sabe que el país no se mejora con pañitos de agua tibia pero tampoco con propuestas populistas y mucho menos irrealizables, por eso tiene propuestas y soluciones estructurales, planificadas, viables y sostenibles. Y por último Fico genera cercanía, confianza, estabilidad. Por eso, ¡yo me identiFICO! Fico es el presidente de la gente.Y como sé que todos están esperando mis proyecciones para mañana, para poderme vilipendiar si no le atino al resultado, cosa que me importa poco; aquí se las dejo. Habrá segunda vuelta. La primera votación no superará el 40% de los votos. La segunda votación estará con una diferencia máxima de 10 puntos con el primero. Y el tercero estará con menos de un dígito de distancia del segundo. El primero todos dan por descontado quién es. ¿Quién es el segundo? y ¿quién es el tercero?, es su gran incógnita.
Lo único que les puedo adelantar, es que yo el lunes 30 de mayo, festivo, tendré que estar muy temprano trabajando para la segunda vuelta.