La feligresía zuliana celebra, este 18 de noviembre, la conmemoración de los 314 años de la aparición, en una tablita, de la imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, patrona del estado Zulia y de la Guardia Nacional.
Esta advocación mariana, también conocida como Virgen de la Chinita, es la imagen de la madre de Dios, a quien se le ha compuesto más canciones en su honor, en especial gaitas.
La Arquidiócesis de Maracaibo estableció que el último sábado de octubre se realiza La Bajada de la Virgen Chiquinquirá y los devotos se congregan en la plazoleta de la Basílica que se encuentra en pleno centro de la ciudad.
El padre Eleuterio Cuevas compartió su testimonio al señalar que desde 1960 a 1970 no hubo continuidad en La Bajada de la Virgen según las reformas del Concilio Vaticano. En 1970 monseñor Roberto Lückert León retoma la celebración marabina.
Como antesala, cada 17 de noviembre comienzan los preparativos para la celebración de la Chinita. En horas de la noche se rinde homenaje con una Serenata a la Virgen en donde gaiteros y devotos cantan en su honor a las puertas de la Basílica de la Chiquinquirá.
El 18, Día de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá se celebra una misa solemne y se saca la imagen en procesión, para rendirle honor.
Al remontarse a los hechos históricos la virgen llegó a Maracaibo sobre las olas del lago. Un 18 de noviembre de 1749, una humilde mujer acababa de lavar su ropa en las orillas del lago, cuando repentinamente vio flotando una tablita de madera fina, la cual recogió pensando en que le podría ser útil para tapar la tinaja de agua que tenía en su casa.
A la mañana siguiente, cuando estaba colando el café, escuchó unos golpes como si alguien estuviera llamando. Fue a ver lo que sucedía y quedó asombrada al ver que la tablita brillaba y que aparecía en ella la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá.
La mujer comenzó a gritar ¡Milagro! ¡Milagro!, por lo que de ahí proviene el nombre de “El Milagro” a la actual avenida junto al lago, donde estaba la casita de la lavandera.
La casa de la humilde mujer se convirtió en un lugar de veneración de la virgen por parte de múltiples creyentes.
Con información de El Carabobeño