Voz de América
El expresidente chileno Sebastián Piñera, quien murió la víspera en un accidente aéreo, era velado la tarde del miércoles en la antigua sede del Congreso en Santiago, donde permanecerá hasta el viernes como parte del funeral de Estado.
De 74 años y padre de cuatro hijos, Piñera falleció el martes a causa de una asfixia por sumersión después de que el helicóptero que pilotaba capotara en el Lago Ranco en el sur de Chile, donde estaba de vacaciones en pleno verano austral, informó más temprano la fiscalía local.
El helicóptero Robinson R44 del expresidente, quien era un experimentado piloto, cayó en el agua en esa turística zona de lagos, bosques y volcanes en el sur de Chile.
En la aeronave también volaban otras tres personas, que resultaron ilesas porque lograron saltar al lago antes de que cayera y nadaron hacia la orilla, entre ellas su hermana Magdalena Piñera.
Los tres han entregado testimonios a las autoridades que investigan el accidente.
Los restos del exsenador y dos veces presidente (2010-2014 y 2018-2022) fueron sometidos durante la noche a una autopsia en el Servicio Médico Legal de la sureña ciudad de Valdivia, a unos 850 kilómetros al sur de Santiago.
«Como fiscalía, ya estamos en condiciones de poder informar a la comunidad que la causa médico legal del fallecimiento del expresidente Sebastián Piñera es asfixia por sumersión», dijo a periodistas Tatiana Esquivel, fiscal de Los Ríos.
«No tenemos ninguna teoría (sobre su muerte) pero este dato forense o médico legal a nosotros nos permite ir elaborando una teoría mas probable de cómo habría sido la dinámica de este accidente aéreo. En este momento, en el (lago) Ranco hay un equipo técnico dedicado a peritajes», añadió.
Los restos del exgobernante llegaron hacia el mediodía a una base militar aérea en Santiago donde fueron recibidos por el presidente Gabriel Boric y miembros de su gobierno, que abrazaron emotivamente a la viuda Cecilia Morel y a los hijos del exmandatario.
Unas horas después, los restos fueron conducidos hasta el antiguo edificio del Congreso, donde las puertas se abrirán al público posteriormente. En el camino hacia el centro de la capital, numerosos grupos de personas con pañuelos blancos y banderas chilenas saludaban el paso de la caravana escoltada por una docena de policías motorizados.
En las afueras del antiguo Congreso había decenas de partidarios que gritaban «¡gracias, Piñera!» y aplaudían.
La tarde del martes, un pequeño grupo de opositores en cambio se reunió en una céntrica plaza de la capital y criticaban que, durante su segundo gobierno en medio del llamado ‘estallido social’, la policía fue acusada de violaciones a los derechos humanos en su gestión de las protestas.
Sus dos presidencias estuvieron sacudidas por frecuentes manifestaciones: de estudiantes que exigían una reforma educativa en el primer mandato y de protestas más amplias y a menudo violentas contra la desigualdad en el segundo, que terminaron con la promesa del gobierno de redactar una nueva Constitución.
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