Han pasado seis años y cuatro meses. El tiempo no ha sanado el dolor. Por el contrario, aviva las interrogantes, los sentimientos de culpa y el deseo de justicia por la desaparición de una joven que estaría cumpliendo 25 años de edad.
Pableysa Ostos // Corresponsalía lapatilla.com
Por la cabeza de la mamá de Jennifer Paola Mora, nunca pasó que el 20 de noviembre de 2016 sería la última vez que la vería. Un paseo al río terminó convirtiéndose en la peor pesadilla de Yennys Sánchez.
Jennifer salió con su hermana mayor y otro grupo de amigos al balneario El Bohío en Puerto Ordaz, al sur del país. Una salida que no estaba planificada para ese día, pero “como muchachos al fin, el plan salió a última hora”.
Era la primera vez que su mamá las dejaba ir al lugar. “Me dijeron: ‘mamá vamos a compartir un rato y volvemos’. Se fueron en la camioneta de la casa”.
Pasadas las horas, un familiar de Yennys la llamó y le dijo que fuera a su apartamento para inyectarle el medicamento que se emplea para madurar los pulmones de los bebés, ya que Yennys tenía 7 meses de gestación. Estaba esperando gemelos.
“Llamé a mi hija mayor para que me trajera el carro, y de regreso le dije que las pasaba buscando. Al llegar al balneario, pasadas las 5:00 de la tarde, me conseguí con la dolorosa noticia”, declaró la madre de Jennifer a lapatilla.com.
En ese momento, detalló ante medios regionales que “mientras estacionaba, todos los visitantes iban de salida. De pronto vi a mi hija mayor y al preguntarle por Paola, me respondió que no la encontraba. Grité y de inmediato comencé a buscarla”.
Según los presentes en el río, la última vez que vieron a la joven, que para ese entonces tenía 18 años, fue cuando se dirigía al baño. Ese fue uno de los primeros sitios que revisaron, pero Jennifer no estaba ahí.
Su mamá aún recuerda que el día del hecho, se acercó a una patrulla policial del municipio Caroní que estaba en el balneario, pero no le prestaron el apoyo. “Tuve que ir hasta una carpa de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que está en la avenida Atlántico, cerca del balneario, a pedir ayuda, y dos funcionarios nos prestaron el apoyo para seguir haciendo el recorrido, pero no logramos encontrarla”.
La preocupación fue aumentando y debió esperar 72 horas para introducir la denuncia oficial sobre la desaparición de su hija ante el Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). “Fuí al día siguiente de la desaparición, es decir, el 21 de noviembre de 2016, y me dijeron que tenía que esperar las 72 horas. Esto lo alego yo ahora: 72 horas es mucho”.
“Eso da chance para que los delincuentes, secuestradores, saquen a los niños y niñas del estado, si esa es la intención”, sumó la mujer.
Afirma que “empezó supuestamente la investigación, pero de allí no pasó. No avanzó la investigación”.
La indagación policial se fue estancando. Sánchez se convirtió en detective con la intención de ubicar el paradero de su hija. Así pudo determinar que en el balneario estaba una joven que tenía problemas con su hija.
Esta chica tenía antecedentes delictivos, y un mes después de la desaparición de Jennifer Paola, fue capturada por estar involucrada presuntamente en un robo de vehículo y fue herida de bala. Yennys propuso a los organismos de seguridad que aprovecharán para interrogarla por la desaparición de su hija, ya que estaba detenida, pero hicieron caso omiso, y con el tiempo fue liberada.
Pero esta no ha sido la única situación irregular en el caso. Hace aproximadamente un año, denunció que una funcionaria del Cicpc le había solicitado los documentos de identidad de su hija, y como la cédula estaba en trámites, le entregó el pasaporte. “No aparece (el pasaporte), y de paso lo quitaron hasta del sistema del Saime, por lo cual es evidente que saben más de lo que dicen”.
Amigos y familiares de la joven desaparecida realizaron este miércoles 22 de marzo una vigilia en el semáforo de McDonald’s en Alta Vista. La madre de Jennifer reiteró que aún no ha obtenido información sobre el caso por parte del Ministerio Público o del Cicpc.
Señaló que con la mamá de otra joven desaparecida, han conformado un grupo de apoyo, lo cual le ha permitido llevar el caso de Jennifer Paola hasta Caracas. “Desde hace dos años y medio que nos movilizamos hacia Caracas, y por eso es que el caso ha ido avanzando un poco, donde tenemos a cargo al doctor Regino Coa con competencia plena”.
“Mi corazón siente que mi hija está viva, y donde quiera que esté, le recuerdo que estamos aquí en unión, fuerza, espíritu y verdad. Quiero hacerle llegar esta energía, y fortalecerla”, agregó.
La madre le clamó a los medios de comunicación su apoyo ante esta situación. “Dentro de todas las cosas, existen situaciones que no tenemos claras. Por ejemplo, el cierre de las redes sociales de Paola, las cuales de un día para otro estaban cerradas y nos sorprendió a todos nosotros como familia”, precisando que también con las redes era una forma de mantener contacto con su hija.
Pidió a los organismos nacionales que se aboquen, “y que se pongan guantes de acero para dar con el paradero. No saben el dolor tan fuerte que causan para las víctimas, como para sus familiares”.
Yennys se pregunta con remordimiento: “¿Y si no las hubiera dejado ir?”. Admite que se ha fortalecido en su fe. “Sé que Dios me la va a dar de vuelta a casa. Me la va a traer a casa”.
Para ella las redes sociales se han convertido en una “manera de ser escuchados, es muy importante que se siga prestando ese apoyo”.
Jennifer Paola Mora Sánchez tenía 18 años cuando desapareció. Estaba en el tercer semestre de Comunicación Social en la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA), núcleo San Félix, y tenía planes de estudiar también Psicología.
La joven es la segunda de cinco hermanos, entre esos las gemelas que nacieron poco después de su desaparición.
El equipo de lapatilla.com consultó a fuentes de la policía científica de Ciudad Guayana y dijeron que “el caso está aún en proceso de investigación. Hay que volver a entrevistar a todos y comenzar de nuevo por el tiempo que ha pasado”.
Según un monitoreo realizado por las ONG Éxodo A.C. y Utopix, en 2020 se registraron al menos 126 casos de niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas en Venezuela.
Mientras que el informe del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) señala que en el país se registraron 1.370 desapariciones durante 2022, un 16% menos que el año 2021 cuando se computaron 1.634, lo que representa un promedio de cuatro personas desaparecidas por día.
“Tenemos una tasa de desapariciones importante en el país (…) desaparecen cada día 3,75 personas, podemos decir que casi cuatro personas al día. De pronto desaparecen las personas, no se sabe dónde están”, señaló el director de la ONG, Roberto Briceño-León durante la presentación del informe.