El Presidente de la Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución, Vicente Brito, analizó este sábado la caída de los tres más importantes índices sociales ocurrida en el primer trimestre del año. Estos son: el consumo familiar, inflación y la pérdida de poder adquisitivo; y el aumento del desempleo e informalidad.
1. Caída del consumo familiar
Se ha observado una reducción del 25% en el consumo familiar con relación a 2020. «Los análisis publicados por las organizaciones especializadas en estudiar los hábitos de consumo y las cantidades utilizadas para alimentarnos nos indican una reducción del consumo entre 60% y 75% de alimentos esenciales como carne, leche, pescado y pollos en estos últimos 4 años. Esto es corroborado por los gremios que agrupan a las empresas productoras de estos alimentos esenciales. El mismo fenómeno se observa en el consumo de ropa y zapatos, así como en electrodomésticos. Igualmente no se disponen de recursos para reparaciones de los artefactos dañados o mejoras en las viviendas».
Brito recordó que más del 80% de las familias venezolanas se encuentran por debajo de la línea de ingresos equivalente a una canasta familiar, lo que las ubica en la pobreza extrema.
2. Inflación y sus efectos en la pérdida del poder adquisitivo
«No hay duda que la hiperinflación es la principal causa de la pérdida del poder adquisitivo. Año tras año crece en la medida que el Banco Central se ha convertido en la mayor fuente de financiamiento del gasto público. Más de un trillón de bolívares en circulación lo demuestran».
El también expresidente de Fedecámaras observa que las medidas adoptadas para reducir el avance inflacionario han sido lesivas a los ciudadanos al limitar el acceso a los créditos al consumo y el financiamiento de viviendas y vehículos, ente otros.
3. Aumento del desempleo e informalidad
«El crecimiento del desempleo y la informalidad es preocupante en la medida que se observa cómo miles de empresas privadas han venido reduciendo su actividad o simplemente cerrando lo cual, unido a la paralización de buena parte de la actividad económica pública, deja casi nula las posibilidades de generar nuevos puestos de trabajo».
Se estima, según Brito, que unos 10 millones de trabajadores están desempleados o ejercen la actividad informal, y que solo tienen empleo estable unos 6 millones, de los cuales 2.8 millones trabajan en los distintos organismos públicos y 3.2 millones en las empresas privadas. Y observó también un «preocupante éxodo de las zonas rurales y de los pueblos menos habitados hacia los centros urbanos en busca de puestos de trabajo o para incrementar a los millones de emigrados a otros países».
Estos índices reflejan la realidad que aqueja a la mayoría de los venezolanos con sus efectos en la calidad de vida. «Venezuela está considerada por las Naciones Unidas como uno de los países con los más bajos índices de desarrollo humano y niveles de felicidad. Los responsables de la conducción pública deben buscar soluciones urgentes a la complejidad social en la cual nos encontramos».