El profesor y economista consideró que para una parte el país si se arregló pero para muchos su situación ha desmejorado. Solo los que pueden acceder al boom del consumo ven una leve mejora en su condición.
Durante su participación en la rueda de prensa del Observatorio Social Humanitario, este viernes 10, Zambrano aseguró que, aunque se está recuperando el consumo, la producción aún se encuentra detenida. «Este boom tiene patas muy cortas, porque la recuperación del consumo con la mejora de salarios no está sucediendo, solo para una pequeña parte de la población (…) todo aquel que no puede insertarse no puede ver su consumo mejorado y está todavía bajo los rigores de la hiperinflación, por ejemplo, empleados públicos, adultos mayores, sectores vulnerables como quienes ya eran pobres o los niños» indicó.
Respecto a esto, la médico nutricionista y miembro de la Fundación Bengoa y el Observatorio Venezolano de Nutrición, Marianella Herrera, agregó que Venezuela se dividió en dos, y que las personas están percibiendo sueldos mejores en dólares en comparación a años anteriores, pero no terminan de conseguir bienestar real. «Si nos vamos a casa de esa persona, su piso es de tierra y su hijo seguramente sufre desnutrición (…) no todo crecimiento económico se traduce en bienestar nutricional, este bienestar es más que el mero hecho de consumir alimentos. Para que estemos bien nutridos tienen que ocurrir varios elementos que en conjunto con una mejoría de ingreso tienen que confabularse para que la familia venezolana tenga unas mejores condiciones de vida.
Sobre si la situación nutricional ha mejorado como consecuencia de las mejoras económicas indicó: «cuando vemos los niveles de seguridad alimentaria en el país, solo el 9% a principios de 2021, gozaba de seguridad alimentaria plena, nosotros nos tenemos repreguntar de verdad si estamos en el camino correcto. La respuesta lamentablemente es que no, porque a pesar de que el crecimiento económico pudiera progresivamente irá permeando hasta instalarse y llegar a una mejoría, cuando vemos que esto no se acompaña con la generación de verdaderos empleos ni de inversión o producción nacional, tenemos que preguntarnos, hasta cuando nos va a durar esta relativa bonanza».
Para Herrera la estabilidad en la seguridad alimentaria es fundamental y le preocupa la temporalidad de esta situación, que prolongarla resulte en un aumento inminente de las brechas entre un grupo de la población y otro.
Por su parte, Mirla Pérez, profesora y miembro del Centro de Investigaciones Populares, dijo que no estamos en una Emergencia Humanitaria a secas, sino compleja, porque hay una crisis política. «Enfocarnos en algún elemento económico y sacarlo de ese contexto es como aislarlo, y no nos permite ver la complejidad de lo que va a ocurriendo en el ámbito social y comunitario, también en el ámbito de la política y los derechos».
Indicó que es importante a la hora de hacer este tipo de interpretación y análisis de Venezuela, tratar de mirarla desde las regiones, “pensar el país desde Caracas es un error (…) aquí hay unas señales distintas a las del interior. Aquí tenemos movilidad, con toda la limitación que podamos tener».
Reveló que «en un levantamiento en Petare, el ingreso familiar oscila de 2 dólares a 120 dólares, en promedio 10 dólares. Eso es pobreza absoluta. Tomando el máximo de 120 dólares, igualmente a esa familia no le alcanza cubrir la canasta alimentaria de 342 dólares según el OVF».
Finalizó asegurando que en Venezuela «muchas personas entran en el campo de la mendicidad, tienen una casa donde llegan a dormir, pero en el día tienen que mendigar para conseguir alimento».