Hay un dicho futbolero que reza “El futbol no es un deporte de merecimiento, si no entra la pelota en el arco no vale”, y en el partido entre Uruguay y Corea del Sur, vale más que nunca.
Uruguay intentó, tocó, corrio pero la pelota no entró.
Un empate a cero goles fue suficiente para que la selección asiática sintiera salir vencedora del Educatión City Stadium en Doha del primer encuentro del grupo H.
Era un partido de rachas. El primer cuarto de dominaba Corea del Sur. Uruguay parecía estar a verlas venir, pero en realidad estaba cómoda, históricamente siempre ha sido un equipo acechante, a la espera del momento adecuado.
José María Giménez comenzó a lanzar pases en diagonal como falso lateral derecho a la espalda de la defensa coreana.
Valverde estuvo cerca de aprovechar uno de esos pases profundos, pero lanzó la pelota fuera, y Pellistri anduvo muy despierto en otro, dándola de primeras, pero ni Núñez ni Suárez pudieron anotar.
Los últimos minutos de la primera parte volvió a pertenecer a coreanos. Tras una buena jugada Moon-Hwan Kim ofreció un balón a Ui-Jo Hwang, pero éste no logró su propósito, y eso que Godín no corrigió a Giménez en uno de los pocos despistes de ambos.
Los asiaticos acababan las jugadas, estaban lanzados, triangulaban y encontraron un lío de la defensa celeste lo único que les faltaba era lo más importante meter el balón en la portería.
En la segunda parte comenzó con menos situaciones de peligro en las áreas más allá del una internada de Darwin Núñez cortada por la zaga coreana y un disparo lejano del delantero del mismo delantero.
En los último minutos el partido fue un revulsivo motivado por el cansancio físico. Fede Valverde estrellaba un remate en el palo en uno de sus ya clásicos zapatazos. Corea lo intenta al contragolpe pero a sus delanteros les falta piernas e intención. Al final reparto de puntos.
Fuentes: Marca.com / As.com