La crisis económica golpea a todos, por lo que las casas de estudio superior privadas han ingeniado opciones como becas y facilidades de pago para que los estudiantes no sigan abandonando las aulas de clases ante el alza de los semestres y trimestres. En el caso de la Yacambú, han optado por extender la cantidad de cuotas, mientras que la Universidad Fermín Toro ofrece becas para algunos estudiantes.
En la Yacambú los estudiantes tienen la opción de cancelar el trimestre que puede alcanzar los 400 dólares, aproximadamente en varios cuotas y en un porcentaje que se le haga factible a cada uno, tomando en cuenta que años atrás debían cancelar la totalidad o incluso por partes fijas.
Juan Quintero, miembro del Movimiento Estudiantil de esta universidad, dijo que además ellos cuentan con una beca-trabajo que consiste en que el estudiante que solicite esta opción pueda laborar en la universidad, hay algunos que les exoneran por completo el pago del trimestre, mientras que hay otros que sólo es cierto porcentaje, pero es una manera de poder ayudarlos.
En el caso de la Universidad Fermín Toro, allí no cuentan con esa modalidad que brinda comodidades en la manera de pago porque tienen establecidas cuotas fijas mensuales que deben cancelar hasta completar 600 dólares por semestre. Allí no se incluye el precio de la inscripción. Pero lo que sí ofrece la UFT es que los estudiantes puedan optar por una beca, por algunas les exoneran el 50% del valor y otras el 100%.
Desde la Alcaldía de Iribarren anunciaron el año pasado la firma de un programa de becas con prioridad para los alumnos de semestres avanzados que no hayan podido cancelar las cuotas de la UFT.
Estas iniciativas surgen luego de que en ambas universidades la deserción estudiantil ronda entre un 41 y un 90%. De acuerdo a Quintero, en la Yacambú hace años atrás podían contar con una plantilla de 6.000 estudiantes y el trimestre pasado alrededor de los 3.500 (45% menos). Y sólo 1.000 son estudiantes presenciales. “Pero se ha visto muchos estudiantes interesados en retomar las clases”, dijo Quintero. Aseguró que les establecen varias cuotas con un porcentaje de pago que se adapte a cada necesidad.
En el caso de la UFT la deserción estudiantil es la más alta. Una fuente, que prefirió permanecer anónima, explicó de manera extraoficial que en el año 2014 la universidad contaba con 15.000 estudiantes, mientras que actualmente ronda los 1.500, es decir, que la plantilla de alumnos bajó en un 90%.
Los motivos del abandono sin duda empiezan por la misma situación del país, pues un estudiante que se costee sus gastos no tiene cómo cancelar 400 a 600 dólares, porque el sueldo no le daría para comer, pagar la educación y otros gastos básicos como el transporte.
Quintero dijo que la migración también es uno de los factores que afecta la cantidad de estudiantes, pero ve positivo que muchos quieran regresar o retomar sus estudios a distancia, por lo menos en la Yacambú.
Con la llegada de la pandemia, también muchos estudiantes decidieron abandonar sus estudios porque algunos no siguieron trabajando o sus ingresos no les daba para la universidad, en especial los que son de municipios foráneos o de estados vecinos que no sólo tienen que cancelar los estudios, pasaje y alimentación, sino que a eso se le suma un gasto más, el dinero para la residencia. En un tiempo muchos tuvieron apoyo de familiares en el extranjero, pero no todos tienen la suerte de contar con esos aportes, o el de sus padres y por eso dejan las aulas de clases.
Buscan aportes y crean convenios
En el caso de las universidades públicas, como la Unexpo y la UCLA se han encargado de buscar aportes y crear convenios para conseguir recursos económicos y así poder ayudarse.
Estas dos casas de estudios superiores han podido realizar limpieza de las áreas, colocar luminarias a los pasillos y salones, además de rehabilitar la infraestructura. En este caso han creado alianzas con la empresa privada, pero también estudiantes y profesores tanto activos como egresados han colocado un granito de arena para no dejar decaer su alma mater.
Hay escuelas públicas en las que los padres y representantes con ayuda de los docentes también están haciendo labores de autogestión, esto debido a que tienen sentido de pertinencia y a la larga es la educación de sus hijos y el futuro es el que está en juego, porque ellos dicen que si el Gobierno no cumple con sus responsabilidades ellos deben actuar para mejorar cada una de las áreas.