Los traficantes de migrantes, en el foco de atención tras la muerte a finales de noviembre de 27 personas que intentaban llegar a Inglaterra desde Francia, se organizan en una “multitud de redes criminales” que compiten entre sí, explica un responsable judicial francés.
P: ¿Cuál es el perfil de los traficantes que operan en la costa y cómo están organizados?
R: Hubo dos grandes olas migratorias a partir de 2015: una procedente de Siria e Irak y la otra del Cuerno de África (Eritrea, Sudán, Somalia y Etiopía).
Entre los traficantes muchos son originarios de estas poblaciones, principalmente los kurdos iraquíes, históricamente implantados en la costa belga y en la región de Dunkerque (norte de Francia).
Están ganando terreno por toda la costa.
Las filiales afganas, llegadas durante una ola anterior, en 2001, se habían apoderado de la región cercana a Calais (al lado de Dunkerque). Ahora están menos activas, pero creo que con el regreso de los talibanes volverán a aparecer.
Los africanos, poblaciones bastante pobres, intentan la mayor parte del tiempo cruzar solos y se cotizan para comprar canoas. Pero observamos que las filiales de Eritrea están intentado hacerse un lugar.
La fuerte competencia puede dar lugar a ajustes de cuenta serios, especialmente en Francia, aunque son poco visibles –ya que los implicados están en situación irregular-, pero sobre todo en los países de origen. A menudo se llevan a cabo con armas de fuego y golpizas. La comunidad kurda iraquí también utiliza pistolas.
Los líderes de las redes, instalados en los países de origen, necesitan células que no se conozcan entre sí. Cada uno sabe uno o dos nombres: el de la persona que le pidió que transportara a un grupo, o el de la que le encargó un barco…
P: ¿Cómo se reclutan los candidatos?
R: Hoy en día el recorrido de los migrantes es por tramos. Hace unos diez años, las redes garantizaban el paso del país de origen al Reino Unido, pagando un tramo único. Actualmente las fronteras se han cerrado. Los migrantes se enfrentan a subestructuras especializadas en cruzar un punto determinado, como el canal de la Mancha.
Generalmente, el migrante está en contacto con una red desde el principio. Un intermediario recupera el dinero de la familia, y da el ‘contacto’ que le permite pasar a la etapa siguiente. La persona cruza las fronteras a través de las manos de una red a otra (que a su vez están conectadas entre sí). A veces, cuanto más se acercan al objetivo, más caro se vuelve el tramo.
Cruzar el canal en ‘small boat’ –un bote frágil, mal motorizada– les puede costar entre 3.400 y 4.500 dólares. La travesía llamada ‘garantizada’ puede ascender hasta 11.300 dólares, en un barco de mejor calidad, no sobrecargado.
Si bien la ‘clientela’ –según sus términos– antes procedía de la comunidad de los traficantes, el drama del 24 de noviembre pone en evidencia que ahora son de nacionalidades múltiples.
Para los traficantes, representan sólo una “carga”.
P: ¿Por qué las fuentes hablan de una base en Alemania y de una cooperación difícil con Berlín?
R: Los investigadores observaron numerosas compras de barcos hinchables de muy mala calidad a empresas chinas, generalmente a través de intermediarios turcos, por personas que viven en Alemania. Luego son vendidos a las diferentes redes, que los conducen hasta nuestras playas.
Sin embargo, para que nuestros colegas alemanes trabajen con nosotros tenemos que demostrarles que (el delito penal) constituye un elemento de un delito que les afecta.
Hasta ahora nos decían que comprar y revender un barco no está prohibido.
El martes celebramos una reunión para determinar modalidades de acción comunes. Creo que se superará este obstáculo, basta con pensar inteligentemente en torno a los textos aplicables.
AFP