Con la pandemia y los confinamientos se desató un boom de inversionistas jóvenes que por primera vez entraron a operar en los mercados de valores.
Por BBC Mundo
Muchos jóvenes que tenían ahorros -especialmente en países desarrollados- se atrevieron a negociar en bolsa.
Uno de los motores de esta fiebre ha sido la rápida expansión de los brokers online, o corredores de bolsa en línea, que a través de una aplicación en el teléfono móvil abrieron las puertas a los aventureros inexpertos con el cobro de comisiones muy bajas (o incluso ninguna comisión) por el servicio.
Pero así como han crecido los intermediarios online, también han aumentado los fracasos de los inexpertos que, después de leer un poco, creen que pueden lanzarse al agua siguiendo el consejo de amigos o influencers en redes sociales.
En paralelo a los operadores en línea, están en el mercado los tradicionales bancos de inversión o corredores de bolsa que ofrecen análisis y recomendaciones a cambio de un pago por sus servicios que, en algunos casos, puede llegar a ser bastante alto.
Cualquiera sea el camino que escojas, si quieres invertir en la bolsa tienes que tener un intermediario que conecte tus fondos con el mercado de valores; es decir, que ejecute tus órdenes de compra y venta.
Y ese broker debe estar registrado frente a la autoridad reguladora de cada país para poder llevar a cabo la transacción.
Sorteado ese paso, tendrás que analizar si quieres invertir en instrumentos de renta variable (como acciones o fondos) o en instrumentos de renta fija (como bonos).
Todo depende de cuánto estés dispuesto a arriesgar. A mayor riesgo, mayor posibilidad de ganar más dinero. Y a menor riesgo, la rentabilidad que puedes conseguir con tu inversión será reducida.
“Es clave conocer tu perfil de riesgo”, le dice a BBC Mundo Hugo Osorio, subgerente de Estrategias de Inversión de la empresa de servicios financieros Falcom Asset Manager.
Estos son algunos de los principales errores que cometen los inversionistas novatos cuando deciden poner su dinero en los mercados bursátiles.
1. Mirar a corto plazo
Uno de los errores más comunes entre quienes comienzan a invertir es buscar ganancias a corto plazo. “Lo mínimo es ponerse un horizonte de tres años”, explica Osorio.
Quienes se dedican a invertir de manera profesional suelen hacerlo pensando en conseguir ganancias a largo plazo, precisamente para evitar las volatilidades de las bolsas.
Con eso en mente, cuanto mayor sea la cantidad de dinero invertido, mayores serán los rendimientos que irás ganando con el paso del tiempo.
A medida que el dinero sume intereses, la cantidad reinvertida también irá creciendo. A esto se le llama el interés compuesto; es decir, ganar más dinero con tu propio dinero.
2. No diversificar
Esta es una regla básica para cualquier inversionista, más allá de que tenga poco a mucho dinero.
No se pueden poner todos los fondos en el mismo lugar. Por eso los expertos hablan de tener una cartera diversificada, con una parte de tus recursos invertida en instrumentos de renta variable y otra parte en renta fija.
En países como Estados Unidos es común la idea de invertir un 60% de los fondos en renta variable y el otro 40% en renta fija, pero esa fórmula no suele ser recomendable para inversores que recién se están iniciando en los mercados bursátiles, advierte Osorio.
Lo más recomendable es comenzar invirtiendo de una manera cauta, construyendo un portafolio (cartera de inversiones) con diferentes tipos de activos financieros y con distintos niveles de exposición al riesgo.
Como cuando vas al supermercado y pones en la cesta distintos productos. Puedes combinar, por ejemplo, acciones, fondos, bonos. Y si tienes más recursos, puedes agregar a la cesta monedas, materias primas y otros productos más especializados.
En el último tiempo han ganado terreno como instrumento de inversión los ETF (Exchange Trade Fund, por sus siglas en inglés), que en español se conocen como fondos cotizados en bolsa: un producto que mezcla el mundo de los fondos de inversión y el mundo de las acciones.
De cualquier forma que decidas invertir, solo asegúrate de que la combinación esté diversificada y sea adecuada para tu tolerancia al riesgo y tus objetivos de inversión.
3. Asustarse y vender
En los mercados bursátiles no todas las decisiones se toman con la mente fría y, aunque las expectativas se basan en análisis técnicos, siempre hay elementos irracionales o inconscientes que entran en juego.
Si logras resistir una fuerte caída bursátil sin vender tus acciones, es posible que cuando venga el rebote ganes mucho dinero. El problema es que cuando el pánico se contagia, el efecto dominó puede nublar el juicio y llevarte a tomar decisiones apresuradas.
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