Lapatilla
José Sebastián Manrique, venezolano de 30 años, estaba en un tour de vacaciones con su familia en Jerusalén, Israel, cuando escuchó las primeras alarmas. Su guía local le restó importancia. Ahora siguen varados sin poder salir del país.
Por Nicole Kolster / vozdeamerica.com
Las cosas comenzaron a cambiar para esta familia el sábado de mañana, cuando sin que ellos supieran, el grupo islamista palestino Hamás iniciaba el mayor ataque contra Israel en años, matando a cientos de personas y tomando decenas de rehenes.
En un primer momento, al escuchar las sirenas, el guía “nos decía; ‘mira, esto pasa todo el tiempo, no tienen de qué preocuparse’”, relató este ingeniero mecánico por teléfono a la Voz de América, un día después del ataque.
Pero no tenían idea hasta entonces de la magnitud del asunto. Él, su familia y parte de su grupo de turistas permanecieron sentados mirando al cielo y grabando con sus teléfonos lo que pensaron eran fuegos artificiales.
“Grábalo, grábalo”, se escucha a una mujer, entre risas, en un video que Manrique compartió en redes. Poco después fueron alertados del “ataque terrorista”.
“No nos dimos cuenta que era algo serio (…) Estábamos en Jerusalén, muy cerca de la ciudad antigua, un lugar muy céntrico”, narró Manrique.
Y continuó: “seguimos haciendo el tour con toda normalidad, hasta que el Ministerio del Turismo llamó a todos los guías y nos mandaron al hotel. Y después nos dijeron que resolvamos como podamos”.
De un búnker al aeropuerto
Desde entonces intentan salir de Israel, que visitaban por primera vez. “Somos cristianos y queríamos conocer el lugar de nuestro salvador”.
En Tel Aviv alquilaron un búnker, común y disponible en la plataforma de alquiler apartamentos turísticos de corta duración Airbnb. Ahí pasó la primera noche luego del ataque junto a su esposa, padres, hermano, cuñada y sobrinas menores de tres años.
Varias compañías aéreas anularon sus vuelos de este fin de semana a Tel Aviv, a raíz de la ofensiva, entre ellas Lufthansa, Emirates, Ryanair, Aegan Airlines, Air France, así como otras estadounidenses.
El vuelo de Manrique con Iberia, previsto para el domingo, también fue cancelado. Y en el Aeropuerto Internacional Ben Gurión, que sirve a Tel Aviv, presionan para que puedan salir.
“O por lo menos que salgan mis sobrinas, mi esposa y la esposa de mi hermano. Que salgan todas las mujeres como puedan”, señala conmovido.
“Nos dejaron en la calle, no nos han dado ni un dólar (…) ya nos hemos quedado sin dinero, estamos sin nada”, siguió por redes.
El gobierno venezolano expresó el sábado de tarde su “profunda preocupación” por la escalada, pero hasta ahora no informó de ciudadanos varados o alguna misión de evacuación.
En el aeropuerto, Manrique ha vuelto a escuchar alarmas y detonaciones, ya consciente de que no son fuegos artificiales.
Muchos corren, gritan y él documenta: en uno de sus videos se observa a decenas de personas en el aeropuerto tomarse de la mano y formar un círculo mientras realizan plegarias.
“Claro, tenemos miedo (…), nerviosismo de que pueda ocurrir otro bombardeo o algo así por el estilo”.
La familia planificó el viaje de dos semanas a Israel con cuatro meses de anticipación. Manrique recuerda que le dijeron que “Israel estaba tranquila y que habían pasado cerca de 10 años sin un percance fuerte”.
“Inclusive en el tour nos dijeron que era uno de los lugares más seguros del planeta, con la mayor defensa antiaérea”.
Hasta el domingo, los combates entre el Ejército de Israel y Hamás ya dejaban más de 1.100 víctimas mortales, entre bajas israelíes y palestinas.