Una pequeña llave de bronce, una tarjeta de acceso electrónico, un celular Nokia.
Estos son algunos de los objetos que hace 20 años eran parte de la vida cotidiana del colombo-alemán Hans Gernot Schenk, que hoy tiene 50 años. Así lo reseñó BBC Mundo.
Son recuerdos de aquel 11 de septiembre de 2001, el día del ataque a las Torres Gemelas donde perdió algunos amigos y en el que algunos de sus sueños literalmente se desplomaron.
Hans llevaba trabajando más de un año en las Torres Gemelas, en el World Trade Center (WTC), en Nueva York, cuando dos aviones se estrellaron contra los emblemáticos edificios durante una serie de ataques coordinados del grupo extremista islámico al Qaeda.
Ese día llegó un poco más tarde que algunos de sus colegas y probablemente por eso se salvó. Pero los ataques marcaron su vida.
Este es el recuerdo en primera persona que tiene del 11-S, de los siguientes días y una reflexión sobre el accidente de sobrevivir.
“Una cena que cambió mi vida”
Pocos días antes del 11 de septiembre, mi empresa nos había mandado un comunicado que nos llamaba la atención sobre los retrasos y nos pedía llegar como tarde a las 9 am.
Aunque llegué a tiempo ese día, el hecho de no dormir en mi casa la noche anterior cambió mi destino. Tal vez causó que yo llegara al trabajo unos 10 minutos más tarde de lo que hubiera llegado normalmente.
Analizo el tiempo, los minutos y los choques y sé que eso tuvo un impacto en el desenlace para cada uno.
Hoy, cada año que pasa, cada 11 de septiembre, la persona con la que estaba saliendo en ese momento me manda un mensaje y me saluda porque él entiende que es precisamente el hecho de que hayamos salido a cenar y hayamos estado juntos esa noche lo que hizo que yo no llegara más temprano a la oficina.
Es una conexión que se ha mantenido todos estos años, aunque no nos vimos por muchos años después del 11 de septiembre de 2001.
Fue hasta 2012 o 2013 que nos reunimos y pudimos hablar de lo que pasó.
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