Repostería, costura, venta de productos alimenticios y otros oficios son las actividades paralelas a las que han tenido que recurrir muchos docentes venezolanos –activos, jubilados, de Educación Básica, Técnica y Universitaria– para poder completar su sueldo y así subsistir.
Las protestas de este gremio –por mejoras salariales y laborales– no han faltado durante el último lustro y se intensificaron en 2022 y este 2023; luego de la aparición del instructivo de la Onapre y la migración de nóminas regionales al Ministerio de Educación. Muchos docentes salieron el pasado 9 de enero a protestar y hoy siguen en las calles exigiendo sueldos dignos y restitución de beneficios robados por la revolución bolivariana.
Tras más de 100 días de protestas continuas, TalCual, junto a El Tiempo, Correo del Caroní, La Mañana, El Impulso, La Nación, Yaracuy al Día, La Verdad y Radio Fe y Alegría, entrevistaron a ocho docentes y una estudiante de Educación para conocer sus realidades y expectativas sobre las protestas, los posibles anuncios del próximo 1° de Mayo –Día del Trabajador– y el futuro de la educación en Venezuela.
“El futuro es de preocupación y de ocupación”
Ella tiene dos estatus. El primero es como jubilada y el otro como docente activa en La escuela La Providencia 152, en el municipio Bruzual (Anzoátegui).
Recuerda que en la década de los 90 compró dos vehículos 0 kilómetros. Eso la hace sonreír, pero esa curva en el rostro se va y entra la nostalgia cuando piensa en su carro accidentado desde hace siete meses. «Ni los repuestos he podido comprar», señala.