La cifra de muertos en un ataque suicida en una mezquita en Pakistán subió el martes a 88 personas, según anunció un vocero de un hospital paquistaní. El ataque, dentro de una mezquita suní en un gran recinto policial, fue uno de los más mortales contra las fuerzas de seguridad paquistaníes en los últimos años.
Había más de 300 fieles rezando en la mezquita en la ciudad de Peshawar, y había más gente en camino cuando el agresor detonó su chaleco explosivo el lunes por la mañana, según las autoridades. La explosión arrasó la mezquita, dejó decenas de muertos y heridos y voló parte del tejado.
Después lo que quedaba del tejado se derrumbó, hiriendo a muchos más, indicó Zafar Khan, un agente de policía. Los rescatistas tuvieron que retirar montones de escombros para llegar a la gente atrapada.
Durante la noche del lunes y la madrugada del martes se retiraron más cuerpos de entre los escombros de la mezquita, indicó Mohammad Asim, vocero de un hospital del gobierno en Peshawar, y varios de los heridos graves murieron. “La mayoría eran policías”, dijo Asim sobre las víctimas. El ataque dejó más de 150 heridos.
Bilal Faizi, director de la oficina de rescates, dijo que las cuadrillas seguían retirando escombros porque se creía que aún quedaba gente atrapada. Los dolientes comenzaron a enterrar a las víctimas del atentado el martes en distintos cementerios de Peshawar y otros lugares.
No estaba claro cómo pudo el atacante ingresar al complejo ubicado en una zona de alta seguridad rodeado de otros edificios de gobierno, lo que apuntaba a un gran fallo de seguridad.
La investigación mostrará “cómo entró el terrorista en la mezquita”, dijo Ghulam Ali, gobernador provincial de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, de la que Peshawar es la capital. “Sí, fue una brecha de seguridad”.
El primer ministro, Shahbaz Sharif visitó un hospital en Peshawar tras el tiroteo y prometió “acciones firmes” contra los responsables.
“La mera escala de la tragedia humana es inimaginable. Esto no es otra cosa que un ataque contra Pakistán”, tuiteó Shariz. Dio el pésame a las familias de las víctimas diciendo que su dolor “no puede describirse en palabras”.
Las autoridades no han determinado quién estaba detrás del ataque.
Poco después de la explosión del lunes, Sarbakaf Mohmand, un comandante del Talibán paquistaní, reclamó la autoría del ataque en Twitter.
Pero horas después, el vocero del grupo también conocido como Terik-e-Talibán-Pakistán o TTP, Mohammad Khurasani, distanció al grupo de lo sucedido, afirmando que ellos no atacan lugares religiosos y que los que participen en tales actos serían sancionados bajo las normas del TTP. Su comunicado no mencionó el tema de por qué un comandante del TTP se atribuyó el atentado anteriormente.
El grupo miliciano es una rama separada pero afín al Talibán afgano. El TTP libra una insurgencia en Pakistán desde hace 15 años. Busca instaurar un régimen estricto de ley islámica en el país, la liberación de sus miembros detenidos y una reducción de la presencia militar paquistaní en las regiones de la provincia Khyber Pakhtunkhwa que ocupa como su base.
Pakistán, con mayoría de musulmanes suníes, ha sufrido un aumento en los ataques milicianos desde noviembre, cuando el Talibán paquistaní puso fin a su cese el fuego con las fuerzas del gobierno.
Con información de la VOA