La pregunta sobre si Putin se ha equivocado de estrategia sobrevuela el ambiente y, sobre todo, si la movilización de los ciudadanos rusos será suficiente para reequilibrar el conflicto. “Rusia ha cometido muchos errores”, explica a 20minutos el coronel Manuel Morato, exagregado de Defensa en Moscú.
Morato señala como uno de los errores fundamentales la falta de personal, ya que “para realizar un ataque de estas características hay que hacerlo por lo menos con una proporción 3 a 1”, reconoce. “Se puede hacer una operación militar con unos 200.000 hombres, como parece que han utilizado, pero una invasión o un ataque en fuerza contra un país como Ucrania era absurdo con esos hombres y ese material”.
Por otro lado, el material utilizado, y su comparación con el que tiene en su haber Ucrania, aportado fundamentalmente por los países occidentales para hacer frente al Ejército ruso, también ha podido marcar la diferencia en la guerra. Ese armamento de última tecnología y el apoyo en inteligencia de países como Estados Unidos y Reino Unido (además de muchos otros) ha propiciado la situación actual en el terreno.
“La ayuda a Ucrania ha sido fundamental”, asegura el coronel. “Ucrania no hubiera resistido sin el material que se les ha facilitado y para ellos saber que detrás de hay un apoyo importante, y que te hayan asegurado firmemente que te van a respaldar, te da seguridad para defenderse como lo han hecho”.
Además de la diferencia tecnológica, “Rusia no han atacado muchas infraestructuras críticas a lo largo de la guerra. Sí algún depósito de armamento, determinados nudos de comunicaciones y puestos de mando de Ucrania, pero no un ataque como como podría pensarse de una gran potencia”, indica Morato.
En el mismo sentido, Alfredo Rodríguez Gómez, director del Máster en Seguridad Internacional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), explica a este medio que “Rusia se ha dado cuenta ahora de que no tiene capacidad” y que en algunos aspectos es “un Ejército sobrevalorado”. Rodríguez Gómez, que también es militar en la reserva, apunta que este conflicto ha revelado “la falta de preparación de las tropas rusas”, que están subsanando de manera “desesperada” con “reclutas sin experiencia o militares del extremo oriente o de Alaska para intervenir ahí, implica desesperación”.
Desde el mundo castrense se señala también la falta de mando y control en la estructura militar rusa. “No están siendo capaces de dirigir bien a las tropas que tienen sobre el terreno porque el Ejército ruso no tiene logrado el mando de control. Eso lo ha aprovechado bien Ucrania para mermarlos”, expone Rodríguez Gómez.
Además, la logística también ha sufrido grandes inconvenientes, y ha recibido críticas incluso dentro de la propia Federación Rusa. En la primera fase de la guerra, cuando el Ejército del Kremlin intentó llegar a Kiev a través de columnas acorazadas y paracaidistas, un convoy kilométrico se atascó en su llegada a la capital ucraniana, generando uno de los primeros problemas en la invasión rusa.
La orografía de Ucrania no es sencilla de salvar y, pese a que por la historia común de ambos países no debería haber sido un inconveniente, la geografía ha jugado malas pasadas a los mandos rusos. “El terreno influye mucho, de hecho, hay zonas boscosas que han influido de forma importante en los ataques ucranianos y en la posible defensa de Rusia”, explica el coronel Morato.
Aunque la tendencia actual plantea un horizonte bélico positivo para Ucrania, la iniciativa militar actual podría equilibrarse o volver a caer del lado ruso con la llegada de cientos de miles de ciudadanos movilizados por el Kremlin. “Rusia ha cambiado a algunos jefes de las unidades y, una vez se afiancen, lo lógico es que dentro de unas semanas (o antes) veamos más ataques rusos; que le den alguna victoria moral y vuelvan a recuperar territorios”, afirma Morato.
Según Rodríguez Gómez, el mandatario ruso está llevando a gente sin preparación y echándose a la opinión publica en su contra, aunque considera que esta es una técnica usada históricamente: “La doctrina soviética y su heredera rusa es el aplastamiento, es decir, echar cadáveres y más cadáveres, para conseguir que la guerra se alargue muchísimo tiempo y conseguir ganar posiciones a cambio de muertos propios y ajenos”.
En estos meses, Rusia ha conseguido parte de lo que quería con esta ofensiva: ocupar y apoyar a las fuerzas separatistas que estaban en Ucrania. Aunque ahora esté perdiendo algunos de esos territorios, casi un 15% de Ucrania ha estado en sus manos y ya está considerado por la ley rusa como territorio nacional.
Sobre cómo defenderá estos territorios anexionados (si la llegada de esos movilizados no frena el avance ucraniano) se especula con una escalada todavía mayor del conflicto. “Putin se la está jugando y es como una especie de gato salvaje”, sentencia Rodríguez Gómez, que agrega que “si hay una escapatoria, a lo mejor la usa, pero como no la hay, huirá hacia adelante”. Si esto puede implicar el uso de armamento nuclear, ambos especialistas consultados coinciden: “Nada se puede descartar”.