El crítico cinematográfico se suma al grupo que conforman Gabriel García Márquez, Rafael Tudela, Ramón J. Velásquez y Rafael Cadenas
El Caracas Press Club (CPC) anunció este 11 de noviembre que sumó el nombre de Rodolfo Izaguirre a la lista de los miembros de honor que ha tenido hasta el momento: Gabriel García Márquez, Rafael Tudela, Ramón J. Velásquez y Rafael Cadenas.
«Un encuentro inesperado con una cinemateca marcó su vida para siempre. Desde entonces, y sin descanso, ha seguido la misma ruta a lo largo de la cual ha sembrado enseñanzas que han tenido un impacto imborrable en el mundo venezolano de las artes, de nuestra cultura como nación». Así se refiere el CPC a Izaguirre, quien en septiembre de 2020 recibió el Premio de Honor de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Venezuela.
A propósito de ese reconocimiento lo entrevistó el periodista Isaac González Mendoza, del diario El Nacional. En esa conversación, Izaguirre confesó: «La patria es mi propia sombra. Vive allí donde yo me encuentre«. Estas palabras ponen de relieve la relación que mantiene con su país, protagonista central de casi todas sus manifestaciones creadoras.
Trayectoria prolífica
En 1966, el también ensayista publicó Alacranes, una novela reconocida con el premio José Rafael Pocaterra. La obra relata el deterioro progresivo de una casa habitada por alimañas, calificada por el dramaturgo venezolano Edilio Peña como una de las mejores novelas de la literatura latinoamericanas.
En 1971, Izaguirre dio inicio a su programa El cine, mitología de lo cotidiano, que se mantuvo en el aire durante casi cuarenta años en la Radio Nacional de Venezuela. Entre 1989 hasta 1994 se le veía en la pantalla del canal 5, La Televisora Nacional de Venezuela, con el programa La cinemateca del aire. Ambos espacios son una referencia obligada para la comprensión del cine como expresión cultural y para entender la historia del cine venezolano.
Durante veinte años dirigió la Cinemateca Nacional, ámbito que en sus primeros años estuvo dedicado a la difusión y análisis del mejor cine universal y a la formación de cineastas, pero que con el paso del tiempo se convirtió en epicentro de la cultura venezolana en su concepción más amplia y democrática.
Junto con otros creadores de su generación, desde muy temprano se involucró activamente en grupos literarios que dejaron una marca definitiva en la historia del pensamiento nacional: Sardio y el Techo de la Ballena.
En sus columnas periodísticas de El Nacional se expone la sombra que Venezuela proyecta sobre su vida y se revela la empatía que siente con la realidad de los venezolanos.
El 3 de octubre de este año, en una columna dominical titulada «¡Nuestros propios destinos!», Rodolfo Izaguirre escribe: «Si me es dado el privilegio de expresar abiertamente lo que siento sabiendo que hay millones de compatriotas que no lo pueden expresar, comprendo que semejante distinción me obliga a mantener cierta seriedad y respeto por esos seres cada vez que escriba mi voz».
Información de Caracas Press Club