Daniel Ortega convocó a elecciones en Nicaragua este domingo para ir por su cuarto mandato consecutivo y continuar en el poder tras 14 años. Aunque todas las encuestas muestran que su popularidad es bajísima, el líder sandinista tiene su reelección asegurada. Y eso se debe, en buena medida a que, desde junio de este año, decenas dirigentes opositores -entre ellos siete que habían manifestado sus intenciones de presentarse como candidatos a presidente- fueron encarcelados con acusaciones disparatadas como “atentar contra la sociedad nicaragüense y los derechos del pueblo”.
Por Infobae
La razia comenzó el 2 junio, cuando la Justicia ordenó un allanamiento en la casa de Cristiana Chamorro y luego su arresto domiciliario. Cristiana es la hija de la ex presidente Violeta Barros de Chamorro, dirigía la fundación que lleva el nombre de su madre y los sondeos la mostraban como la dirigente con mejor imagen para derrotar al sandinismo.
Los agentes policiales irrumpieron violentamente en la residencia de Chamorro, ubicada a unos 11 kilómetros al sur de la capital, y se llevaron parte de sus pertenencias y papeles de trabajo.
Chamorro fue acusada por la fiscalía de “gestión abusiva, falsedad ideológica en concurso real con el delito de lavado de dinero, bienes y activos, en perjuicio del Estado de Nicaragua y la sociedad nicaragüense” a través de su Fundación y por eso se dictó su arresto y la inhibición para ejercer cargos públicos.
Tres días más tarde, al regresar de una gira por Estados Unidos, fue arrestado en el Aeropuerto Augusto César Sandino el ex embajador Arturo Cruz, otro dirigente que se preparaba para postularse a la presidencia en las elecciones de este año.
La justicia informó que Cruz había sido detenido por infringir la ley número 1055 “de defensa de los derechos del pueblo a la independencia, soberanía y autodeterminación”.
Durante su visita a Estados Unidos, Cruz, el ex embajador del gobierno de Ortega entre 2007 y 2009 y uno de los aspirantes que cumplía con casi todos los requisitos exigidos por el Poder Electoral, había puesto en duda su candidatura: “Si continúa la danza de inhibiciones y quedamos sin otros candidatos, lo lógico es que este servidor no participe en ese proceso electoral”.
Pasaron otros 3 días y le llegó el turno a Félix Maradiaga, un académico y activista, que fue detenido después de comparecer a declarar ante la Fiscalía, donde le confirmaron que le habían abierto una investigación por “incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos”, por lo que, según dijo a los periodistas, estaba preparado para lo que viniera.
En un comunicado, la Policía indicó que Maradiaga “está siendo investigado por realizar actos que “menoscaban la independencia, la soberanía, y la autodeterminación, incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos, pedir intervenciones militares, organizarse con financiamiento de potencias extranjeras para ejecutar actos de terrorismo y desestabilización”. También por “proponer y gestionar bloqueos económicos, comerciales y de operaciones financieras en contra del país y sus instituciones, demandar, exaltar y aplaudir la imposición de sanciones contra el Estado de Nicaragua y sus ciudadanos, y lesionar los intereses supremos de la nación”.
“Mi más enérgica protesta por la detención de Félix, que es ilegal y arbitraria. Los responsables de estos abusos serán condenados en una Nicaragua en justicia”, escribió en su cuenta de Twitter Juan Sebastián Chamorro, primo de Cristiana y también con aspiraciones presidenciales. Ese mismo día, unas horas más tarde, sería él el arrestado.
Olama Hurtado, sobrina de Chamorro, confirmó que el político fue detenido por efectivos policiales que irrumpieron en su vivienda del sureste de Managua después de las 19:00 horas locales para realizar un allanamiento.
El 20 de junio fue arrestado el periodista Miguel Mora. No era la primera vez. El dueño del canal de TV 100% Noticias ya había sido arrestado junto a su pareaj y también periodista, Lucúa Pieneda durante las protestas sociales de 2018. Ambos pasaron casi seis meses en prisión, acusados de “incitar al odio”.
Aunque fueron liberados, nunca recuperaron su canal, que desde entonces permanece tomado por fuerzas gubernamentales.
Mora había anunciado sus intenciones postularse a la Presidencia por el opositor Partido Restauración Democrática (PRD), al que el Consejo Supremo Electoral, integrado por partidarios de Ortega, le despojó su personalidad jurídica. Durante el lanzamiento de su candidatura, había adelantado que rompería relaciones diplomáticas con Cuba y Venezuela, abriría una embajada permanente en Israel, y despediría de su eventual Gobierno a los sandinistas, excepto a los “que no se han manchado las manos de sangre”.
El 6 de julio el líder campesino Medardo Mairena, quien también había sufrido un cruento arresto previo y había anunciado sus intenciones de aspirar a la presidencia, fue detenido junto a otros tres dirigentes rurales.
“Dictadura Ortega-Murillo de cacería. Hoy secuestraron, al momento, cuatro líderes principales de nuestro movimiento. Pedro Mena, Medardo Mairena, Freddy Navas y Pablo Morales”, informó ese grupo en una declaración.
Mairena había sido uno de presos emblemáticos entre los centenares de detenidos durante las propuestas de 2018. Fue arrestado bajo cargos falsos y sufrió torturas en prisión hasta que un juez afín al régimen lo condenó a 216 años de prisión por, supuestamente, matar a cuatro policías. Luego, gracias a la presión internacional, fue amnistiado.
El sábado 24 de julio la policía nacional informó que el opositor Noel José Vidaurre Argüello, de 66 años, había sido puesto bajo custodia policial para ser investigado por supuesta traición a la patria.
Vidaurre, un veterano político conservador, se convirtió así en el séptimo aspirante a la Presidencia de Nicaragua en ser aprehendido. La Policía Nacional, que dirige Francisco Díaz, un consuegro de Ortega, dejaba así provisoriamento sin candidato a la Presidencia a la opositora Alianza Ciudadanos por la Libertad (CxL).
Con estos siete arrestos, Ortega limpió el camino. Sólo dejó que se inscribieran otros 5 candidatos a los que en Nicaragua se conocen como “zancudos”, ya que se contentan con actuar como supuestos opositores a cambio de algunas prebendas del régimen. Así, garantizó su reelección, a pesar del rechazo de la mayoría de los nicaragüenses.