Opinión / Jordy Meléndez
Desde el 11 de julio del año pasado, cuando Cuba vivió las mayores manifestaciones antigubernamentales en toda su historia reciente, la censura y la represión del gobierno cubano contra medios y periodistas se han incrementado de forma incesante.
Esto ha sido especialmente notorio en las últimas semanas, cuando el gobierno cubano impidió a diversos periodistas salir de la isla para viajar a un taller en Argentina, en el marco de la Media Party, solamente para días más tarde interrogarlos, quitarles sus equipos de cómputo, amenazarlos y obligarles a renunciar a ellos y otros colaboradores de El Toque, un medio digital independiente.
Las amenazas, lamentablemente, son muy reales en Cuba. Sobre todo en vísperas de la entrada en vigor (en diciembre de este año), de un nuevo código penal que claramente busca limitar el ejercicio de varias libertades tan básicas como la de expresión, manifestación y asociación. En este nuevo código, las penas y sanciones se han incrementado frente a diversos delitos «Contra la Seguridad del Estado» y tratan de limitar la libertad de expresión desde las redes sociales. Lo peor: la interpretación de cada artículo queda completamente en manos del gobierno.
El sábado 10 de septiembre, Factual y el International Center for Journalists (ICFJ) organizamos un encuentro entre periodistas cubanos en el exilio y editores mexicanos y latinoamericanos de diversos medios y países. Lo que vive Cuba, tristemente, parece ser un espejo de tácticas, métodos y procesos que diversos países de la región están adoptando. La ideología y el espectro izquierda-derecha sale sobrando cuando el autoritarismo se hace moda. Jair Bolsonaro, Nayib Bukele, AMLO, Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Alejandro Giammattei pueden ser muy distintos en sus postulados políticos, pero se asemejan en cuanto a la incomodidad que les genera la prensa crítica e independiente y la poca protección que brindan a los periodistas.