El presidente ruso, Vladimir Putin, exigió este martes negociaciones “inmediatas” con la OTAN y Estados Unidos sobre las garantías para la seguridad de Rusia, en un contexto de tensiones por Ucrania.
“Vladimir Putin subrayó la necesidad del lanzamiento inmediato de negociaciones con Estados Unidos y la OTAN para definir las garantías jurídicas para la seguridad de nuestro país”, indicó el Kremlin en un comunicado tras un contacto del presidente ruso con su homólogo finlandés, Sauli Niinistö, cuyo país es un intermediario tradicional entre Rusia y sus rivales occidentales.
Para Putin, tales conversaciones deben permitir “excluir la ampliación futura de la Alianza al Este y el despliegue de sistemas de armamento que amenacen a Rusia en Ucrania y en otros países vecinos”
El presidente ruso ya había transmitido exactamente el mismo mensaje durante una entrevista con el jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, a quien pidió “tratar con compresión las preocupaciones” rusas, según el Kremlin.
Durante una entrevista por videoconferencia a principios de diciembre, Putin había exigido ya a su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, garantías jurídicas para excluir cualquier nueva ampliación de la OTAN.
Moscú considera que los occidentales, al abrir la Alianza a países de Europa del Este y de la ex-URSS desde 1999, han violado sus promesas hechas tras la caída de la Unión Soviética.
Por su lado, Washington y la UE han advertido a Moscú que en caso de incursión armada en Ucrania, Rusia afrontaría sanciones económicas sin precedentes, incluso si las medidas de represalia tomadas hasta ahora desde 2014 han tenido escaso efecto en la política rusa.
La “línea roja”
Por su lado, Rusia considera que una eventual adhesión de Ucrania a la OTAN supone una línea roja. Rusia ya anexionó la península ucraniana de Crimea, en reacción a una revolución prooccidental en Kiev en 2014.
Sin embargo, los países occidentales han rehusado excluir cualquier ampliación de la OTAN, pese a las advertencias de Moscú.
El bloque occidental acusa asimismo a Rusia de apadrinar política, económica y militarmente a los separatistas prorrusos contra los cuales las fuerzas ucranianas están en guerra desde hace casi ocho años en el este de Ucrania.
Es en este contexto en el que se acusa a Moscú de estar preparando un invasión de Ucrania, tras haber desplegado numerosas tropas en la frontera común.
El Kremlin rechaza estas acusaciones y dice en cambio sentirse amenazado por la OTAN, que arma a Ucrania, y despliega medios aéreos y marítimos en la región del mar Negro.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, insistió en una entrevista telefónica este martes con su homóloga alemana, Annalena Baerbock, en la “necesidad” de ofrecer “compromisos legalmente formales de no ampliar la OTAN al este”.
En su reunión con el presidente finlandés, Putin volvió a acusar al gobierno ucraniano de violar los acuerdos de Minsk, que establecieron una hoja de ruta hacia la paz en el conflicto en el este de Ucrania, la región del Donbass.
Según él, las autoridades ucranianas “han optado por la fuerza, utilizando en el Donbass armas pesadas y drones de ataque”.
Washington envió a la subsecretaria de Estado encargada de Europa, Karen Donfried, a Kiev, Moscú y Bruselas esta semana.
“Nuestro objetivo es apoyar a Ucrania, mientras trabajamos para calmar las tensiones” que, según ella, se deben a las tropas desplegadas por Rusia en la frontera con Ucrania, declaró el martes en Kiev, donde inició su gira. El miércoles, viajará a Moscú. AFP