La reanimación reciente de la disputa de larga data entre los gobiernos de Venezuela y Guyana por el territorio poco poblado y rico en petróleo del Esequibo ha movido fichas en la geopolítica regional. Cuba, principal aliado del gobierno de Venezuela por más de dos décadas, se mantiene en silencio, destacan analistas.
Fuentes consultadas destacan que el gobierno de La Habana hizo “un silencio ensordecedor” cuando el presidente de Venezuela Nicolás Maduro encolerizó el año pasado con Guyana en su controversia territorial por el Esequibo.
En todo caso, la alineación de La Habana con Georgetown sobre el Esequibo es antigua y data de la era del gobierno del fallecido líder cubano Fidel Castro, quien llegó a respaldarlo con vehemencia décadas atrás, coinciden analistas.
De acuerdo con reportes de prensa de la época, desde mediados de la década de 1970, La Habana respaldaba las posiciones de Guyana en esta disputa. En abril de 1975, el primer ministro socialista Forbes Burnham visitó la isla y asistió a un acto con Castro.
“Para nosotros, los cubanos, constituye un importante acontecimiento y un honor la visita de esta delegación del hermano país de Guyana, presidida por Forbes Burnham. Las razones por las cuales se desarrollan estos lazos de amistad entre los dos países son muchas; pero nosotros, en primer lugar, tenemos muy presente los actos del gobierno de Guyana en los que ha probado su sentimiento de solidaridad hacia la Revolución Cubana”, dijo Castro en el discurso que pronunció en presencia de Burnham.
En 1981, ambos países firmaron un pacto conjunto en el que se dejaba sentado el apoyo del gobierno de Cuba a Guyana en su disputa territorial con Venezuela.
Fuentes diplomáticas en La Habana, sin embargo, dijeron a la agencia española de noticias EFE en diciembre pasado que las autoridades de la isla favorecieron por “varios meses” los contactos entre ambas partes y La Habana habría “liderado” las gestiones para concertar una reunión entre los presidentes de ambos países en San Vicente y las Granadinas a mediados de diciembre que redujo la tensión.
No obstante, el discurso oficial actual sigue mostrando la cercanía política de las autoridades cubanas con sus vecinos en el Caribe.
“Somos naciones pequeñas frente a retos colosales”, dijo en diciembre de 2020 el actual presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel durante la VII Cumbre CARICOM-Cuba.
La comunidad del Caribe (CARICOM) es una organización internacional compuesta por 15 países, que pretende fortalecer los nexos entre los países del Caribe. Su sede está Georgetown, capital de Guyana.
Los nexos entre Cuba y Venezuela datan de 1999
Cuba y Venezuela han sido socios estratégicos desde el ascenso al poder de Hugo Chávez, en 1999, aún con Castro al frente de la llamada “revolución” en la isla.
El líder histórico Fidel Castro es considerado mentor del chavismo: invitó a Chávez a Cuba en 1994 al ser excarcelado por indulto presidencial tras su participación en un intento de golpe de Estado contra el expresidente Carlos Andrés Pérez, dos años antes.
Mientras crecía la amistad entre Castro y Chávez, la cooperación de sus naciones se evidenció en prácticamente todos los sectores, desde lo energético, la política internacional, telecomunicaciones, defensa, salud y educación, entre otros.
Esa estrecha relación bilateral se mantuvo con la sucesión de Maduro, en 2013, y los expertos consideran que los consejos de La Habana siguen siendo fundamentales para el poder político en Caracas en cuanto a sus pasos a tomar en lo interno y externo.
Sin embargo, cuando las tensiones con Guyana por el Esequibo escalaron el año pasado hasta una amenaza real del uso de la fuerza, Cuba no salió en defensa de su gran aliado en la región latinoamericana.
¿Por qué? Un grupo de analistas explicaron a la Voz de América que esa reacción del castrismo tiene fundamentos históricos, ideológicos e incluso económicos.
El “coqueteo” de La Habana y Georgetown
Los gobiernos de Guyana han mostrado afinidad política con Cuba desde su independencia del Reino Unido, en 1966, detalló el experto en relaciones internacionales Carlos Romero.
Guyana siguió así la línea de “coqueteo” ideológico con Cuba de algunos países del Caribe, como Granada, Jamaica y San Vicente y las Granadinas, señaló el especialista.
“Una muestra de su independencia era tener relaciones con Cuba”, gobernada por un sistema político criticado y proscrito en la región americana, apuntó Romero.
Venezuela rompió sus relaciones con Cuba en 1961 por su apoyo a la guerrilla izquierdista. En 1967, incluso, exiliados venezolanos entrenados por el régimen castrista intentaron invadir Venezuela por la playa de Machurucuto, en Miranda.
Caracas retomó sus relaciones formales con el gobierno la isla en 1974, durante la gestión de Carlos Andrés Pérez, varios años después de que la mayoría de naciones del Caribe y Guyana ya había reactivado sus vínculos diplomáticos con el castrismo.
Un mismo día, el 8 de diciembre de 1972, Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados y Guyana establecieron relaciones diplomáticas con Cuba.
La relación entre Cuba y el Caribe es de “solidaridad y apoyo incondicional”, según publicaciones diplomáticas del gobierno de la isla. Entre ellos, hay un acuerdo de cooperación comercial en salud, educación cultura, deporte y turismo.
Por aquellos años, recordó Romero, el presidente guyanés Forbes Burnham ofreció en su territorio comida, descanso, ejercicios y preparación bélica a miles de soldados y combatientes cubanos que intervinieron en la guerra en Angola, África.
Entre la década de 1960 y 1980 del siglo pasado, Cuba siempre apoyó la tesis de Guyana de que el Esequibo era parte de su territorio y que nunca debía dudarse de ello, añadió.
Según publicaciones de la prensa, el canciller cubano Ricardo Alarcón reiteró en 1981 la opinión de La Habana de que el reclamo venezolano era parte del “expansionismo” y dijo que Guyana tenía “pleno derecho a gozar de su entero territorio”.
Ahora, Cuba mantiene un bajo perfil en su política exterior por problemas “graves” en su economía y política domésticas, entre protestas de opositores, opinó Romero.
En ese contexto, estimó, el gobierno de Miguel Díaz-Canel ha mantenido “un silencio cómplice” con Guyana en su diatriba contemporánea con Venezuela.
El silencio de La Habana
El tradicional apoyo al chavismo de los gobiernos de izquierda en América Latina y el Caribe se vio trastocado por su “actitud agresiva” hacia Guyana por el Esequibo, tras la asignación de concesiones petroleras por Georgetown en zonas por delimitar, valoró, por su parte, el especialista en asuntos internacionales Félix Gerardo Arellano.
Entre apoyos del Caribe a Guyana y las diligencias diplomáticas de un Brasil gobernado por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, Venezuela se topó con el “silencio ensordecedor” de Cuba, un “golpe duro” para Caracas, según Arellano.
Cuba ha mantenido una aparente e inusual neutralidad en este asunto de la política exterior actual de Venezuela, incluso frente a los respaldos categóricos a Guyana del Caricom (Caribe), la Commowealth, Estados Unidos y el apoyo militar de Inglaterra.
La sede del Caricom está en Georgetown. Guyana es miembro de pleno derecho de esa organización compuesta por 15 naciones del Caribe.
“Cuba hace silencio porque tiene una larga historia ideológica con Guyana, pero también debe estar visualizando una posible participación en el manejo de recursos” energéticos y minerales en la zona en disputa, consideró Arellano en conversación con la VOA.
“Ese tema no le ha resultado muy bien a Nicolás Maduro”, concluyó, destacando que China, otro gran aliado del chavismo, también ha asumido una posición “prudente” ante las tensiones por su diferendo con Guyana.
Contreras, por su parte, consideró “insólito” que Cuba mantenga su apoyo a Guyana aún después de su colaboración con los gobiernos chavistas en los últimos 25 años.
¿Puede llegar a resentirse la relación entre Caracas y La Habana por Guyana? “¡Debería!”, respondió Contreras tajante ante esa posibilidad.
A su juicio, el chavismo gobernante no gozó esta vez de reciprocidad a pesar del envío de petróleo y de “todo tipo de ayuda” a los Castro con una puntualidad “religiosa”.