(EFE).- Venezuela, uno de los países megadiversos del mundo, ha apostado por sembrar 50 millones de árboles y expandir su minúscula maquinaria de reciclaje en su aporte para salvar el planeta, mientras combate varias amenazas ambientales a la vez, según explicó en una entrevista a EFE el ministro de Ecosocialismo, Josué Lorca.
Esta cartera de Estado lidera decenas de programas con los que el país busca reducir la huella de carbono de sus 30 millones de habitantes, al tiempo que sanea sus playas y ríos, recupera suelos degradados por la minería ilegal, protege especies en peligro y fomenta la educación para construir una cultura verde.
Árboles por doquier
En 2022, el Gobierno puso en marcha un plan de reforestación con el que prevé sembrar 50 millones de árboles antes de que acabe 2025, una meta que, según Lorca, ya se ha cumplido en más del 50 %, por lo que resta medir su éxito en cuanto a la rebaja de las temperaturas y en el aumento de la absorción de carbono.
En paralelo, se mantienen programas como la entrega de semillas a alumnos de primaria al comienzo del año escolar y se imparten charlas en instituciones educativas con el objetivo de sumar millones de árboles y fortalecer la “conciencia ciudadana”.
Asimismo, la empresa privada apoya en la reforestación de cuencas hidrográficas y el Ejecutivo aumenta la siembra de especies vegetales que se encuentran en peligro de extinción debido a “la sobreexplotación en décadas anteriores”.
El plan incluye arborizar los conjuntos de viviendas construidas por el Estado en los últimos 13 años -que el Gobierno cifra en 5 millones- y propagar las grandes plantaciones con la vista puesta en nuevos bosques comestibles para los próximos años, así como en mayores captadores de carbono.
A esto, prosiguió el ministro, se suma el recién creado plan de adopción de plantas, un mecanismo para poner al cuidado de ciudadanos un millón de especies frutales o florales durante un lapso de seis meses, con el compromiso de sembrarlos luego en actividades organizadas por el Ministerio.
“Al día de hoy Venezuela está produciendo más de 10 millones de árboles anuales, con los estudiantes, con las comunidades, con la empresa privada, con las grandes plantaciones y ahora estamos invitando a la gente a que desde su hogar adopte una planta”, resumió el funcionario.
Más basura y más reciclaje
La nación suramericana, que sufrió casi ocho años de contracción económica, entró en un proceso de recuperación en 2021 que trajo consigo el aumento de la generación de desechos sólidos, aunque aún se encuentra por debajo de la media de América Latina de 0,91 kilos per cápita.
“Llegamos a un punto, en la época de bloqueo más duro y de sanciones, a estar en una media de 0,5 (y ahora) tenemos una media de entre 0,65 y 0,70 kilos por persona por día. Esto nos arroja una cifra de entre 16.000 y 18.000 toneladas (de basura) por día”, explicó Lorca.
De esta cantidad, estima que entre el 5 y el 15 % entra en la llamada economía circular, dejando claro que se trata de un porcentaje impreciso, pues -asegura- el Gobierno trabaja para fortalecer estos registros, ya que “hay mucha gente” que recicla de manera particular o en pequeñas asociaciones.
A modo de ejemplo, el ministro señaló que unas 19.000 personas “están haciendo prácticas de reciclaje” a través de 3.500 mesas de trabajo. “Es un ejercicio de conciencia en primera instancia que va acompañado de mucha educación”, insistió.
Además, la cartera medioambiental promueve leyes para regular el manejo de plásticos de un solo uso y el manejo de los desechables, así como para “incentivar a la empresa privada” y “a los grandes generadores de plástico” para que “se incluyan dentro de la cadena de aprovechamiento”.
Cuidar la Amazonía
Venezuela, como país amazónico, tiene “una tarea muy importante” en la preservación del llamado pulmón del mundo, y así lo reconoce Lorca, quien destaca la necesidad de crear políticas conjuntas con el resto de naciones que comparten la Amazonía.
En lo que compete al país, “la recuperación de suelos degradados por la minería ilegal” y “el acompañamiento” del Arco Minero del Orinoco -donde el Gobierno explota oro y otros minerales- “todo lo que son sus pasivos ambientales”, en relación al daño causado en una vasta región, en la que habitan decenas de comunidades indígenas.
En estas soluciones, reiteró el ministro, “tiene que ver mucho lo que es la reforestación”, que se aplica posterior al cierre de minas, y la “biorremediación”, que consiste en la aplicación “de ciertos tipos de cultivos o de bacterias” para la absorción de mercurio de los suelos.
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