La exsenadora Piedad Córdoba compareció este jueves ante la Comisión de la Verdad, para presentar un informe detallado de los que llamó hechos victimizantes, que evidenciarían persecución política en su contra.
Por: BluRadio
Córdoba entregó al padre Francisco de Roux un extenso documento, junto a varias carpetas en las que adjuntó soportes y evidencias que respaldarían su versión. En la diligencia, que duró más de tres horas, la exsenadora habló de su secuestro a manos del EPL, señalando la responsabilidad de Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, jefe del Clan del Golfo y capturado en octubre pasado.
“A mí me secuestró el EPL en la zona del Urabá, porque decían que en esa época habían asesinado a una gente del EPL y la gente pensaba que yo era del grupo de Bernardo Guerra. Yo no tenía nada que ver con ese movimiento, yo era de izquierda liberal de William Jaramillo y, a mí me retuvieron durante un día con los compañeros que iba, porque teníamos que confesar que habíamos matado a unos señores que ni teníamos idea que existían; este señor (Otoniel) hizo parte de eso”, relató.
Córdoba pidió, además, que no sea extraditado, por lo cual hizo un llamado a la Jurisdicción Especial para la Paz a que intervenga.
“¿Por qué se lo van a llevar con la verdad?, ¿cómo así que el señor se va a ir bien tranquilo? Ya la familia está en los Estados Unidos y las víctimas no van a tener derecho a la verdad. La JEP tiene que tomar una iniciativa en ese sentido para lograr efectivamente que él cuente la verdad”, cuestionó.
De otro lado, Córdoba volvió a referirse al empresario Álex Saab, con quién insistió no tiene ninguna relación.
“¿Yo qué diablos voy a saber? Primero es que yo no vivo allá (en Venezuela). No soy ministra ni soy asesora ni soy nada. Yo no sé nada del señor Saab. Yo lo conocí, sí, claro, pero de sus negocios yo no sé”, afirmó.
La exdirigente liberal agregó que ella y su familia han sido víctimas de montajes y persecución, así como de bloqueos de servicios financieros y otros hechos. Con la voz entrecortada reveló que su hijo Juan Luis, quien renunció hace pocos meses al Senado argumentando razones de salud, dejó su curul por la presión de los “ataques”.
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