El Gobierno de Nicolás Maduro sorteó el impuesto de Beijing a las importaciones de crudo venezolano, al menos en el primer mes desde su entrada en vigor, colocando el mayor número de cargamentos en el mercado chino antes del 12 de junio.
La tasa, que afecta al bitumen diluido, categoría bajo la cual Maduro vende el crudo sancionado a China previo paso por refinerías de Malasia, habría obligado a PDVSA a reaccionar.
Según Lisa Viscidi, directora de Energía y Cambio Climático en el Interamerican Dialogue “cuando no encuentran mercados, en lugar de dejar de producir tratan de usar la máxima cantidad de inventario posible, entonces también puede exportar más en un mes porque tienen petróleo de sobra en almacenamiento que está esperando para ser exportado”.
De acuerdo con los libros de cuentas de PDVSA, a los que tuvo acceso la agencia Reuters, en el mes de junio, la estatal de petróleos venezolana aumentó las exportaciones hasta 631.000 barriles por día, un aumento del 66% interanual.
Pero con las sanciones de Estados Unidos aún en pie y la reciente entrada en vigor de la llamada tasa China, Venezuela podría enfrentar serias dificultades para seguir exportando su crudo en el mercado internacional, según el profesor del Colegio de guerra del Ejército de EE.UU. Evan Ellis.
“Las sanciones han cerrado el mercado hindú, los rusos han dejado de importar, entonces si este impuesto cierra el mercado negro de Shandong esto deja a muy pocos compradores de este crudo venezolano. ¿Entonces sin China, sin India, la cuestión es y, quién compra este crudo?”, aseguró Ellis a la Voz de América.
Ante este panorama, en el que Venezuela busca vender su Merey 16, clientes internacionales de PDVSA estarían centrando sus esfuerzos y dinero en cabildear a las autoridades estadounidenses. Un estudio reciente del Wilson Center señala a la petrolera india Reliance como una que más dinero ha erogado en hacer gestiones de cabildeo, no para lograr que se levanten las sanciones sino para que sus operaciones con PDVSA se realicen con la respectiva licencia de la Administración Biden.
Para Hari Seshasayeee, investigador para América Latina del Wilson Center, en Reliance quieren “cumplir con las sanciones y desde los últimos dos años han pagado casi un millón de dólares al año para hacer este cabildeo».
Sin embargo, el pasado octubre, la Administración Trump endurecía las sanciones contra PDVSA cancelando las licencias temporales que hasta entonces permitían a empresas como Reliance operaciones de trueque de crudo a cambio de diésel con PDVSA.
“Para Venezuela es sumamente importante que Reliance tenga permitido hacer los Swaps porque tiene muchos beneficios para el régimen venezolano. Un beneficio es que se puede sacar el petróleo que no están utilizando desde Venezuela. El segundo, es que pueden comprar el diésel que sí necesitan y el tercero, es que no tienen que pagar para este diésel”, considera Seshasayee.
Según documentos hechos públicos por la secretaria de la Cámara de Representantes y del Senado, desde el establecimiento de las sanciones a PDVSA en 2019 y hasta el 19 de abril de 2021, la petrolera Reliance, a través de los servicios de la firma Eversheds Shuterland, con base en Washington D.C., habría gastado cerca de 1.5 millones de dólares cabildeando al departamento de Estado para gestionar los permisos necesarios para seguir recibiendo Merey 16.
Los extractos, desglosados por trimestres, muestran un incremento paulatino del gasto por parte de Reliance, hasta los 280.000 dólares desembolsados en el último trimestre.
Y mientras los esfuerzos de cabildeo prosiguen en Washington, otro informe del centro para académicos Wilson Center revela cómo PDVSA aumentó descuentos del 12 por ciento al 31 por ciento a empresas de la India como Reliance, debido a las sanciones de Estados Unidos.
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