En Venezuela, derrames petroleros, varios kilos de plástico y un alga conocida popularmente como “verdín” asfixian la pesca en el Lago de Maracaibo, el que es catalogado como el más grande de Suramérica. Un daño ambiental que impacta tanto el bolsillo como la salud de los habitantes de la zona.
“Este fue un derrame que hubo y las redes se pusieron así“.
Con algo de lamento, Donald, un pescador de la zona, agita sus mallas para mostrar las huellas que dejan las continuas fugas de petróleo en el Lago de Maracaibo, al occidente de Venezuela. Los frecuentes accidentes ahogan la pesca artesanal, fuente de ingresos de la mayoría de la población que vive a sus orillas.
“El camarón, cuando uno lo sancocha sabe a gas con petróleo. A veces agarras 300 kilos, 500 kilos, y cuando viene mucho petróleo, ese camarón no sirve, porque ese camarón ya está contaminado. Se pierde todo“.
“Mayormente, es la cangreja, es la que paga más las consecuencias porque a la cangreja se le pega el petróleo y una cangreja manchada no pasa a la fábrica“.
La cuenca de estas aguas es de las más ricas en petróleo del mundo, pero desde el año 2006, los derrames del hidrocarburo han sido constantes.
“Más de 50 mil, 60 mil fugas de petróleo se han generado en nuestro Lago de Maracaibo y, diariamente, en todo el territorio de nuestro lago de Maracaibo se derraman entre 300 y mil barriles de petróleo“.
No solo el crudo flota en el lago. También lo hacen desechos sólidos. Desde enero de este año, la Fundación Azul Ambientalista calcula que se han extraído más de 3 toneladas de plástico, en jornadas hechas por voluntarios y la alcaldía local.
Para sumar más elementos a un cóctel ya de por sí devastador, el lago se ha teñido de verde, producto de un alga llamada popularmente verdín, que se forma por una bacteria que pone en jaque la multiplicación de especies.
“Vemos cómo las orillas de todo nuestro lado están completamente llenas de verdín. Eso imposibilita a los pescadores poder hacer su trabajo diario. Esto genera que los mismos peces, al momento de que el verdín se queda pegado a la malla, se esconda y cojan otra vía y no hacia donde están las mallas, la red de pescar, y esto le ha imposibilitado a los pescadores de poder hacer esa actividad pesquera”.
Un informe presentado por la NASA en septiembre del año pasado reveló que todos estos factores en el lago de 13 mil 200 kilómetros están poniendo en peligro la vida silvestre, la calidad del agua y la salud de los habitantes de la zona y la estabilidad de un ecosistema que, quizás nunca, vuelva a ser el mismo.
Video VOA