No existen cifras acerca de cuántas personas están en situación de calle en Venezuela. Sin embargo, el 94,5% de los venezolanos vive por debajo del umbral de pobreza, si esta es medida por los ingresos, según una encuesta la Universidad Católica Andrés Bello.
“¿Te duele algo?”, pregunta con autoridad Francisco Soares a un hombre envuelto en una sábana y tirado en una acera de Caracas. Le acompaña un grupo de voluntarios, que recorre de noche las oscuras calles de esta ciudad para repartir comida y ofrecer atención primaria de salud a grupos vulnerables.
La persona, de unos 30 años, y que lleva un bolso del programa educativo del gobierno con los colores de la bandera, asiente con la cabeza: piensa que lo envenenaron, responde entre líneas, segundos después.
Y enseguida, dos paramédicos, que acompañan la jornada, saltan a atenderlo: miden la saturación, revisan costillas y le dan un medicamento para el dolor.
Pero no acepta comida fácilmente, convencido de que puede matarlo, temor común de quien vive en la calle siempre con la guardia en alto.
En medio de la oscuridad, los voluntarios se ayudan de las linternas de los teléfonos.
“Creemos que lo que tiene es viral y no está envenenado como él piensa”, explica a la Voz de América Jeniffer García, tras atenderlo.
“Muchas personas en condiciones de calle son maltratadas por otros y viven esta situación que constantemente los están atacando y quiere matarlos”, continúa García, antes de marcharse a otra calle con el voluntariado.
En el camino se encuentran a adultos y niños descalzos en una quebrada; más allá, una mujer buscando comida en un bote de basura. Otro hombre busca plásticos y materiales de reciclaje en un tumulto de desperdicios que fue arrinconado en una vía.
Los voluntarios se bajan de los carros, dan comida y siguen… la escena se repite toda la noche. Con algunos duran más tiempo que con otros.
Montado en una moto, Soares comanda el operativo. Lo sigue un autobús, una camioneta y tres autos particulares con unos 20 voluntarios de la ONG Regala Una Sonrisa, que dirige.
Llevan casi 100 arepas rellenas de jamón y queso — el plato tradicional de Venezuela y que prepararon más temprano-, además de jugos, bolsas con ropa ordenada por tallas y juguetes.
“Consiste en dar una atención primaria a las personas que están en situación de calle por distintas razones, por ejemplo, adicción, abandono, abuso… en fin, en problemas”, explica Rick Rosell, vicepresidente de la ONG.
“Nosotros le damos una primera atención para entonces luego invitarlos a dar un siguiente paso, tal vez con miras a reinserción social”.