Los pranes de Venezuela nacieron hace 19 años bajo la mirada cómplice de un régimen que institucionalizó su presencia al darles poder. Estos líderes negativos y sangrientos hicieron del crimen una industria, convirtiendo los penales en centros de operaciones criminales que traspasaron fronteras.
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) realizó una investigación sobre este fenómeno que además de cobrar la vida de muchas personas, por años ha mantenido sometida a la población carcelaria y a sus familiares.
La investigación fue reflejada en el informe: Historia del Pranato en Venezuela que fue dividido en tres momentos:
Primer momento: la anuencia de los Ministros de Interior y Justicia (2004 – 2005)
Segundo momento: libertinaje carcelario incontrolable (2006 – 2011)
Tercer momento: Ministerio Penitenciario de los Pranes (2011 – 2023)
Humberto Prado, director del OVP, fue el encargado de presentar el informe, quien recordó que en el año 2004 se decretó la emergencia carcelaria y para aquel entonces Jesse Chacón, ministro de Interior y Justicia presentó un plan de humanización, que él mismo admitió que no había funcionado y aumentó la violencia dentro de los penales.
Además, fue precisamente en ese año cuando Wilmer Brizuela, conocido como “Wilmito”, se convirtió en el primer pran de Venezuela. Luego de ser líder de un área de Vista Hermosa, se convirtió en el pran de todo el penal.
“Los ministros nunca se encargaron de la situación de las cárceles y fortalecieron a los pranes en el país”, sentenció Prado, al hacer referencia al periodo entre 2006 y 2011, en los que Jesse Chacón, Pedro Carreño, Ramón Rodríguez Chacín y Tareck Al Aissami fueron ministros.
De la misma forma, con la llegada de Al Aissami al Ministerio de Interior y Justicia, se aplicaron una serie de medidas en las cárceles que tuvieron una repercusión negativa y que no tuvieron vuelta atrás, como fue permitir la pernocta de familiares en las cárceles. Asimismo, se normalizó el pase de comidas y así fueron introduciendo víveres en grandes cantidades para su comercialización, con ello se permitieron las fiestas, además del consumo de alcohol y droga en mayores cantidades.
El director de OVP indicó que el tercer momento fue denominado el Ministerio de los Pranes, porque fue desde el 2011 cuando se creó el Ministerio para Servicios Penitenciarios de la mano de Iris Varela, quien no hizo más que institucionalizar la figura del pranato en las cárceles.
Varela inició su gestión con la promesa de que iba a humanizar los penales, pero poco tiempo después se registraron masacres en diversos recintos penitenciarios, al mismo tiempo que los pranes se mostraban en redes sociales con armamentos de guerra, en una clara alegoría del poder que tenían.
Todo lo que pasaba dentro de los penales era de conocimiento de Iris Varela, quien incluso “se retrataba de forma alegre con los pranes y dejaba que desarrollaran cualquier tipo de situación criminal dentro de las cárceles”, según destacó Humberto Prado.
En tanto, el director del OVP recordó que los pranes cuadraban de forma directa los traslados de los reclusos desde las comisarías a los penales y así garantizaban los pagos de la “causa” (cobro extorsivo), que podría oscilar en 20 dólares por recluso y que le estaría generando aproximadamente un ingreso mensual al pran de 50 mil dólares al mes.
Aún cuando estas acciones han sido denunciadas por el OVP, incluso por medios de comunicación, aún hay personas que se sorprendieron al saber que dentro de los penales habían discotecas, zoológicos, gimnasios, restaurantes y bodegas, entre otras cosas, además de gran cantidad de armamentos.
Prado también hizo referencia a la ministra Celsa Bautista, durante cuya gestión se efectuó el desalojo de siete penales, pero quien se ha presentado como una ministra con falta de autonomía que está a la sombra de Remigio Ceballos, ministro de Interior y Justicia.
“Ceballo fue quien se encargó de la vocería de estas intervenciones y Bautista parece que se ha limitado a recibir órdenes como cualquier subalterno», señaló el abogado y defensor de DDHH.
Por último, el director del OVP destacó que, aunque aseguraron que habían acabado con los pranes, se sabe que algunos de ellos fueron trasladados hasta un comando policial en La Yaguara y permanecen con comodidades y privilegios.
Estos mismo pranes siguen sin responder a la justicia por sus actos, mientras en las cárceles venezolanas fueron trasladados más 8 mil privados de libertad que están conviviendo con la realidad que se vive en los centros penitenciarios que están bajo régimen penitenciario, que no es más que hacinamiento, hambruna, falta de atención médica y violación a sus derechos humanos.
En definitiva, el informe sobre la Historia del Pranato en Venezuela desnuda la realidad de cómo fueron creciendo los pranes en las cárceles venezolanas.
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