El gobierno del izquierdista Daniel Ortega arreció este domingo los ataques contra la Iglesia católica denunciaron organizaciones de derechos humanos, tras reportar la detención de un tercer sacerdote. Se trata de Oscar Benavidez, párroco de la iglesia Espíritu Santo, ubicada en Mulukuku, un municipio ubicado en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte.
La Diócesis de Siuna confirmó la noticia en las redes sociales e indicó que desconocen las causas o el motivo de la detención del sacerdote, por lo que pidieron a las autoridades “que les mantengan informados” al respecto.
El párroco fue detenido tras oficiar una misa el domingo, indicó a la Voz de América un líder de la localidad, quien pidió no ser citado por temor a represalias.
La persona describió al sacerdote como alguien “amable y carismático” que hablaba continuamente sobre la “situación que estamos viviendo como Iglesia”, e indicó que el religioso ofició varias misas por monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, a quien el gobierno de Ortega acusó hace más de una semana de “organizar grupos violentos” por lo que ordenó una investigación en su contra.
Álvarez permanece bajo arresto domiciliar desde su residencia, en Matagalpa, al igual que un grupo de religiosos y feligreses.
Silencio de las autoridades
Hasta el momento de esta publicación las autoridades policiales no se han pronunciado al respecto, sin embargo, su detención se da en el contexto de una escalada que empezó el gobierno de Ortega contra la Iglesia católica, a quien acusa de “golpistas” y “traidores” por albergar a manifestantes en los templos durante las protestas de 2018.
Antes de la detención de este párroco, Ortega puso tras las rejas a dos religiosos más y expulsó a un grupo de monjas de la orden Madre Teresa de Calcuta, quienes ofrecían ayuda humanitaria en Nicaragua.
También clausuró varias emisoras y canales de televisión pertenecientes a la Iglesia.
De igual forma Ortega ha lanzado acusaciones contra religiosos que han tenido que salir del país por razones de seguridad, como monseñor Silvio Báez y el padre Edwin Román, quien denunció recientemente en entrevista con la VOA “que en Nicaragua ya no existe la libertad religiosa”.
«Acusaciones son falsas y ridículas»
En medio de las acusaciones contra los sacerdotes y en especial contra monseñor Rolando Álvarez, el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez se refirió a la situación desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Florida y dijo que «esto de eliminar a los profetas es algo muy antiguo».
«Lo practican siempre los sistemas injustos, intolerantes y violentos. Todas acusaciones falsas y ridículas», dijo Báez.
Comparó que el profeta Jeremías nunca fue violento, ni predicó la violencia, y fue acusado de subversivo. «Jeremías amaba su ciudad de Jerusalén apasionadamente y fue acusado de ser agente del imperio y traidor a la patria; Jeremías predicaba la consolación y la esperanza para su pueblo y fue acusado de cometer crímenes de odio», sentenció Báez.
Según el religioso, «los tiranos no soportan la palabra profética que pone al descubierto su maldad y sus crímenes».
«Los poderosos de hoy temen a una Iglesia profética, quisieran ver a la Iglesia encerrada en la sacristía, con la boca cerrada y ojalá doblegada ante ellos. Al no lograrlo, se llenan de rabia con discursos agresivos con los cuales no hacen más que mostrar su propia debilidad y la oscuridad de su conciencia», agregó el prelado.
Con información de VOA