La gente intenta atrapar las ofrendas lanzadas por la gente de la tribu Tengger desde la cima del volcán activo Monte Bromo en Probolinggo, provincia de Java Oriental, el 26 de junio de 2021, durante el festival Yadnya Kasada para buscar las bendiciones de la deidad principal presentando ofrendas de arroz y frutas. , ganado y otros artículos. (Foto de Juni Kriswanto / AFP)
Miles de fieles subieron el sábado a un volcán indonesio activo para arrojar animales y otras ofrendas a su cráter humeante en una ceremonia religiosa centenaria.
Todos los años, los miembros de la tribu Tengger se reúnen en las tierras altas de los alrededores para arrojar frutas, verduras, flores e incluso cabras y pollos al cráter del Monte Bromo, como parte del festival Yadnya Kasada.
Una larga fila de fieles, algunos con cabras colgadas en la espalda, se dirigen a la cima con la esperanza de complacer a los ancestros y a los dioses hindúes, y traer prosperidad a sus comunidades.
“Hoy he traído una gallina para los antepasados”, explica Purwanto que, como muchos indonesios, tiene un solo nombre.
Otro devoto, Wantoko, llevó sus propias cosechas con la esperanza de que arrojarlas al volcán le traerá buena suerte. “He traído estos productos para que mis campos sean fértiles y tenga una buena cosecha”, precisa. “Vengo aquí todos los años”, agrega.
El ritual del sábado marcó el segundo festival de Yadnya Kasada desde que la pandemia del covid-19 afectó a Indonesia.
“No puede celebrarse en otro lugar ni hacerse virtualmente”, destaca Bambang Suprapto, jefe de la asociación de la comunidad hindú de la zona.
“Pero los organizadores aplican estrictos protocolos sanitarios y se han sometido a pruebas de detección del virus para poder proteger a todos los asistentes”.
El festival, de un mes de duración, se remonta a las leyendas del siglo XV de la princesa del reino hindú de Majapahit y su marido.
Incapaz de tener hijos tras años de matrimonio, la pareja pidió ayuda a los dioses. Sus plegarias fueron escuchadas y se les prometieron 25 hijos, siempre y cuando accedieran a sacrificar al menor arrojándolo al Monte Bromo.
La leyenda cuenta que este hijo saltó voluntariamente al volcán para garantizar la prosperidad del pueblo Tengger.
La tradición del sacrificio continúa hasta hoy, aunque los Tengger sacrifican sus cosechas y animales de granja en lugar de seres humanos.
AFP