Por: Jefferson Civira / Especial
El fenómeno migratorio en Venezuela no se ha detenido a pesar de la pandemia del covid-19. Contrario a ello, se ha mantenido incluso a un ritmo un poco más acelerado a pesar del cierre de las fronteras con Colombia y Brasil, las trochas siguen siendo la vía de escape de quienes huyen de la crisis económica y social.
La migración comenzó con el gobierno de Hugo Chávez, con miembros de algunas colonias que al ver un futuro nada prometedor, decidieron retornar a sus países de origen. En esta primera oleada migratoria, aunque fue muy baja en comparación a la actual, salieron personas de estratos socioeconómicos altos.
El sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, Damián Alifa analiza en este reportaje las variantes de lo que acontece y de cómo pasó de ser una migración, a una huida desesperada, especialmente de aquellas personas de menor poder adquisitivo y pocos estudios universitarios.
Después de esta primera fase de migración, se puede entonces enumerar, la migración profesional como consecuencia de los despidos masivos en Pdvsa y otras empresas nacionales. En ese entonces, allá en el 2016 la salida pasó de ser una opción a una necesidad.
Pero, ¿En qué condiciones salen los venezolanos actualmente?
¿En qué se diferencia de la migración venezolana de una migración común?
Alifa explica, que la migración venezolana ha tenido diferentes olas, que corresponden a diferentes causas, diferentes estratos sociales e incluso diferentes destinos.
Cuando se habla de la migración venezolana se habla de un proceso muy complejo, que es necesario periodizar y estudiar en sus particularidades.
“Lo que si pudiéramos concordar es que ha sido una migración de arriba hacia abajo en la pirámide social, es decir comenzó por los estratos socioeconómicos superiores hasta ir por los estratos sociales inferiores. Es una migración que comenzó a tener causas fundamentales de variables políticas: insatisfacción con el gobierno, temor por la falta de garantías a la propiedad privada, luego estuvo marcada por problemas de inseguridad: ola de secuestros y asaltos y por último se convirtió en una migración básicamente económica y de subsistencia. También es importante decir que es una migración básicamente joven, pues en dicho periodo Venezuela aún gozaba de un bono demográfico y fueron estos sectores los que encontraron más incentivos y oportunidades para migrar”, declaró el sociólogo.
Añade el especialista que la migración tiene diferentes lógicas. Existen estudios que apuntan a que parte de la migración de origen popular tiene sentido «estacional». Se refiere a la gente que se va por temporadas a otro país, trabajan en condiciones informales, e incluso en la ilegalidad total, logran reunir dinero y retornan por unos meses, para luego volverse a ir.
Esto también pasa con estratos medios que obtienen visa en EE.UU.
Existe también el fenómeno de la migración de retorno y la remigración. Gente que vuelve al país, porque no pudieron sostenerse afuera, no lograron sus objetivos, esto pasa especialmente debido a la depresión económica que trajo la pandemia y las duras condiciones que implicó la cuarentena para los trabajadores informales. Muchas veces, vuelven pensando en re-emigrar.
Por último, están los que buscan estabilizarse en el país de llegada, encontrar trabajos estables e incluso conseguir residencia formal.
El migrante venezolano es muy diverso, está el que se va en las condiciones más precarias de subsistencia, con un plan inestable, por tierra, algunas veces a pie y otros que tienen mejores condiciones para salir sin exponerse a tantos riesgos.
Redes migratorias
Ahora bien, todos los estudios apuntan a qué en la medida que se consoliden las llamadas «redes migratorias» es decir, grupos de compatriotas con cierto nivel de estabilidad en los países de llegada, que van constituyendo un puente cimentado en relaciones sociales para que familiares y amigos puedan migrar y tener condiciones más favorables de llegada, redes de conexiones laborales e interpersonales, esto va a permitir una migración más segura y en mejores condiciones para los venezolanos.
El pasaporte más costoso
Una de las trabas más difíciles que enfrentan los venezolanos que deciden huir del país, es la emisión del pasaporte debido al elevado costo que representa y lo convierte en uno de los cinco más caros del mundo. Esto hace que muchos salgan por los llamados caminos verdes para evadir los controles fronterizos y entran de forma ilegal a otro país.
“Todo depende del estrato socioeconómico del migrante y su país de destino. El mayor costo en términos de trámites lo constituye pasaporte, que son alrededor de 200$ de manera formal. Pero hay destinos en los cuales puedes entrar por vía terrestre sin necesidad de pasaporte. Por tanto, hay un cierto tipo de migrante que no detiene este tipo de obstáculos”, indicó Alifa.
Para otros migrantes, que viajan en avión o que buscan otro tipo de destino sí genera una complicación enorme. Hoy el caso de Chile, Panamá hace unos años y aparentemente Perú con el cambio de gobierno apuntan a tomar medidas que pongan freno a cierto tipo de migración.
De estos países, Perú constituye uno de los destinos más importantes. Por tanto, un cambio de política migratoria por parte del gobierno de Castillo, no solamente debilitaría las redes migratorias que se encuentran ahí, sino que probablemente termine incentivando la migración hacia otros destinos como Ecuador, Colombia, Bolivia e incluso Brasil, concluyó el sociólogo.