Yanara Vivas SNTP 6961 /CNP 16770
El Vigía, capital del municipio Alberto Adriani, en el estado Mérida, la otrora Puerta de Oro a Los Andes y estación de Ferrocarril del occidente del país, zona de pujante progreso, conocida por ser la encrucijada que une a los estados Zulia, Táchira y Mérida con el centro del país, al contar entre sus calles con un tramo de la Carretera Panamericana, la más larga e importante de Venezuela, podría postularse como candidata a ser considerada para grabación de películas “lunares”, pues sus calles y avenidas se encuentran repletas de huecos convertidos en estanques de agua con criaderos de zancudos y hasta anfibios como añadidos.
Algunos de estos cráteres, estanques y criaderos de insectos, tienen sus orígenes en el daño a la capa asfáltica, la falta de mantenimiento por parte de las autoridades competentes que por varios periodos han incumplido, y otros tantos por reparaciones realizadas por organismos institucionales a tuberías, dejando a la mano de Dios el volver a tapar los necesarios huecos.
Las denuncias recibidas incluyen de estos cráteres- estanques- criaderos frente al centro de atención medica Clinisalud, varios en la Urbanización Buenos Aires que incluye bote de aguas, la vía principal de la Zona Industrial y calle 2, donde el agua nauseabunda recorre las calzadas, en el sector 1 de la urbanización La Páez sector 1 justo detrás de una reconocida farmacia, el tramo vial entre La Conquista y final de la avenida Bolívar y Coco Frío, asi como el final de la avenida 15 que une con la avenida Don Pepe Rojas, Caño Seco 4, e interminable cantidad de calles y avenidas entre los diferentes sectores residenciales del en todas las parroquias incluyendo las vías que comunican con otros estados, y los puentes Chama 2, con mas de un año de retraso en su entrega y la sustitución del puente de hierro de Onia, a más de nueve meses del derrumbe del cerro que desplazó sus bases, por uno de guerra, aun sin instalar y cuya entrega estaba pautada para finales de este mes de noviembre.
Son muchos los problemas de servicios que enfrentan los vigienses, convirtiendo la municipalidad en ejemplo del cumplimiento de la teoría de las ventanas rotas, donde la civilidad se va alejando para dar paso a la anarquía e incivilidad, mientras los ciudadanos que quedan piden a Dios por un milagro.