Mesas cubiertas con manteles, cajas de plástico sosteniendo tablas y vitrinas que se sostienen con tarantines improvisados dan forma a la postal que puede apreciarse en el quinto piso del Centro de Economía Popular Cipriano Castro, donde unos 50 comerciantes exhiben particulares productos que muchos catalogan de «corotos».
El término «Mercado de los Corotos» no es una denominación novedosa para este tipo de lugares. Es todo lugar que acumule comerciantes informales vendiendo artículos de segunda mano, especialmente cuando se comercializan electrodomésticos o piezas tecnológicas descontinuadas.
Llegar al lugar puede ser abrumador, pues decenas de tarantines y kioscos se extienden a lo largo y ancho del piso, sin indicaciones de ningún tipo, solo un vendaval de productos de todos los tamaños, colores y categorías imaginables.
Un recorrido por este mercado se asemeja a una búsqueda del tesoro, pues entre tantas opciones y una selección tan peculiar de productos para la venta, puede emerger algún artículo que satisfaga la necesidad específica del cliente por un precio muy bajo, pues la norma implícita en este lugar es manejar «precios solidarios».
Las baratijas y las curiosidades son el principal atractivo del lugar, pero no se puede descartar la opción de dar en el clavo con una compra muy específica que resuelva necesidades particulares. Los comerciantes lo saben y por eso emplean esfuerzos en conseguir artículos usados que no puedan adquirirse ni siquiera nuevos, ya sea por su rareza o por su antigüedad.
Muchos optan por vender piezas de electrodomésticos, plomería, ferretería o mecánica que sirvan de repuesto, por lo que algunos de los compradores que van al Mercado de los Corotos, buscan específicamente piezas para reparar sus propios artículos del hogar.
«Aquí se vende de todo un poco. Cámaras, llaves, pinturas, cocinas, pesos, balanzas, relojes, exprimidores de jugo, todas cosas usadas, pero en buen estado. La gente siempre busca algo distinto. Hasta tornillos buscan aquí», manifestó Juan Alcántara, un vendedor con una amplia variedad de artículos usados en su vitrina.
Lo mismo ocurre con la tecnología. Componentes de modelos obsoletos de teléfonos o computadoras terminan en las manos de estos comerciantes, convirtiéndose en su principal apuesta para hacer los «cobres» (dinero) del día.
Este es el caso de César Matos, vendedor con más de una década en estos espacios que se especializa en la venta de piezas de ferretería, fontanería, electrodomésticos y tecnología descontinuada. Explicó que, entre los artículos más solicitados, figuran cables y controles de televisores que ya no se comercian.
«Lo más buscado son controles de modelo viejo, que la gente no consigue. Vienen y preguntan mucho por eso. Igual con los teléfonos Cantv y cables de modelo viejo», relató frente a un mostrador repleto de cables de distintos tipos, para computadoras, teléfonos y televisores.