Una vez libre de Amazon, toda su atención se dirige hacia el espacio, su pasión, reseña en una nota especial El Economista (España)
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“Lo peligroso es no evolucionar”. Este es solo uno de los miles de mantras que rigen la vida del hombre más rico del planeta. Algunos dirán que es la suerte, otros que es un genio pero solo Jeff Bezos es capaz de abandonar las riendas de Amazon y engordar su oronda fortuna con otros 8.400 millones de dólares en una sola jornada bursátil.
Su buenaventura hizo coincidir esta semana el traspaso de poderes a Andy Jassy con la cancelación del codiciado contrato JEDI del Pentágono, una decisión que impulsó el precio de las acciones de la de Seattle (Washington) a nuevos récords, al igual que los 211.000 millones de dólares que engordan su patrimonio.
Eso sí, no olvidemos que el acaudalado empresario también atrajo la atención el mes pasado después de que un informe elaborado por la plataforma ProPublica, citando documentos filtrados del Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés), revelara que el multimillonario pagó una “tasa impositiva real” de sólo el 1,1% mientras su riqueza aumentó en 127.000 millones de dólares entre 2006 y 2018.
Bezos dejaba esta semana las riendas de la compañía que fundó hace aproximadamente 27 años y que se ha transformado tanto en un coloso de 1,8 billones de dólares como en el segundo mayor empleador privado de Estados Unidos. Aunque el multimillonario continuará estrechamente ligado a Amazon, como presidente ejecutivo de su Consejo de Administración, su atención vira ahora a sus múltiples y ambiciosos proyectos.
En un blog dirigido a los empleados a comienzos de este año, Bezos confesó que planeaba dedicar más tiempo a sus proyectos paralelos, incluyendo su empresa de exploración espacial Blue Origin, iniciativas filantrópicas y la supervisión de The Washington Post, del que es propietario.
Desde su infancia Bezos ha demostrado ser un verdadero polímata que bien ha emulado a figuras como Leonardo da Vinci. A los tres años ya desmontaba su cuna para poder dormir en una cama. A una edad temprana ya admiraba a Thomas Edison y conseguía piezas en la difunta tienda Radio Shack para sus inventos: robots caseros, aerodeslizadores, una cocina que funcionaba con energía solar y dispositivos para mantener a los hermanos fuera de su habitación.
Ahora, libre de las ataduras de gestionar Amazon, toda su atención vira al espacio. Esta pasión ya quedó patente cuando sólo rozaba los 18 años y ya ambicionaba la construcción de hoteles espaciales, parques de atracciones y colonias para 2 millones o 3 millones de personas que estarían en órbita. Fruto de esta visión, el empresario de 57 años fundó Blue Origin hace algo más de dos décadas.
Blue Origin, a la conquista del espacio
Con sede en Kent (Washington) y 3.500 empleados, la compañía desarrolla tecnologías espaciales diseñadas para permitir a las personas vivir y trabajar en el espacio. En particular, Blue Origin ha desarrollado vehículos de lanzamiento reutilizables que utilizan un mecanismo de despegue y aterrizaje vertical impulsada por cohetes. Bezos ha vendido alrededor de 1.000 millones de dólares en acciones de Amazon al año para financiar sus operaciones.
Precisamente, Bezos y su hermano Mark pondrán rumbo al espacio, aparentemente sin un seguro por accidente o muerte, según el New York Times, el próximo 20 de julio en el primer vuelo humano de la nave espacial New Shepard creada por Blue Origin. En el mismo también les acompañarán, entre otros, un inversor y un bombero.
No obstante, en su continuo pulso con SpaceX, la compañía de Elon Musk, y Virgin Galactic, de Richard Branson, éste último sacará la delantera a Bezos, dado que está previsto que llegue al borde del espacio sobre el desierto de Nuevo México a primera hora de la mañana del domingo, hora local, a bordo del VSS Unity.
A día de hoy, Blue Origin tiene un contrato con la NASA para su programa Artemis. La agencia espacial anunció el 30 de abril del año pasado que Blue Origin, Dynetics y SpaceX fueron elegidos para liderar equipos para un estudio de 10 meses por un valor combinado de 967 millones de dólares.
El mayor contrato fue a parar a manos de la compañía de Bezos, que obtuvo 579 millones de dólares. Su equipo incluye la colaboración de Draper, Lockheed Martin y Northrop Grumman. Juntas, estas empresas trabajan para lograr viajes tripulados a la luna en 2024. Dicho esto, SpaceX saca ventaja a Blue Origin, dado que ya culminó con éxito el año pasado un lanzamiento que transportó astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS) en 2020.
Múltiples viviendas e inversiones
Pero gracias al Santo Grial de su imperio, la participación del 10,3% que posee en Amazon, el fundador de la compañía cuenta con una suculenta cartera inmobiliaria en la que ha invertido más de 300 millones de dólares. Además de su vivienda en el área de Seattle, Bezos ha comprado casas en Los Ángeles, D.C. y Nueva York. Todo ello junto a más de 300.000 acres (1,2 kilómetros cuadrados) en el oeste de Texas, cerca de la base de lanzamiento de Blue Origin.
Este portento también financió con al menos 42 millones de dólares a la Long Now Foundation, que trabaja en un reloj diseñado para durar milenios y que se instalará en lo más profundo de una montaña de su propiedad en Texas.
Por su parte, Bezos Expeditions gestiona las inversiones de capital riesgo de Bezos. A lo largo de los años, esta entidad ha invertido en Twitter, Domo, Juno Therapeutics, Workday, General Fusion, Rethink Robotics, Business Insider, MakerBot y Stack Overflow.
Entre las inversiones más recientes se encuentra GRAIL, una empresa que ha recaudado más de 900 millones de dólares para curar el cáncer antes de que se produzca, así como EverFi, una empresa de tecnología educativa. El multimillonario también invierte dinero a nivel personal y fue un inversor “de la guarda” en Google en 1998, así como en los inicios de Uber y Airbnb.
Del Business Insider al Washington Post
Otro pasatiempo del fundador de Amazon mira a la prensa. A través de Bezos Expeditions, el multimillonario invirtió más de 5 millones de dólares en The Business Insider, cuando el portal aún estaba en pañales. Pero su golpe maestro llegó a través de Nash Holdings, la empresa privada propiedad de Bezos que compró el Washington Post por 250 millones de dólares en agosto de 2013.
Bezos ha aportado una gran cantidad de talento tecnológico al Post. Desde completar su compra, la cabecera ha contratado a cientos de personas y a lo largo de este año su redacción sobrepasará los 1.000 periodistas. Además ha desarrollado un nuevo sistema de gestión de contenidos.
La transición del Washington Post de un periódico impreso local a un medio de comunicación nacional se cristalizó cuando el editor Fred Ryan anunció a finales del año pasado que el rotativo supera ya los 3 millones de suscripciones, triplicando así su número desde 2016.
Más allá de los negocios e inversiones, en febrero de 2020, Bezos lanzó una nueva iniciativa, el Bezos Earth Fund, que distribuirá 10.000 millones de dólares para luchar contra el cambio climático. Las primeras subvenciones por un valor aproximado de 791 millones de dólares, se distribuyeron a finales del año pasado.
Al mismo tiempo, también está la Fundación de la Familia Bezos dirigida por sus padres y financiada con acciones de Amazon. Su principal objetivo se centra en la educación y ha invertido millones de dólares en compañías y startups como LightSail Education.