Tras cada elección que se celebra en Venezuela, donde la dictadura de Nicolás Maduro utiliza todo su poder para anular a la oposición, se demuestra cómo el chavismo va perdiendo el apoyo popular que tuvo en sus inicios. Y no podría ser de otra forma en un país donde la mayoría de su población vive en la pobreza y miseria, donde la única perspectiva que puede tener un ciudadano común es emigrar.
Por infobae.com
En las últimas elecciones regionales celebradas el pasado 21 de noviembre, el chavismo sacó solo 3.722.656 votos, en comparación con los 8.191.132 de las elecciones presidenciales de 2012 cuando el presidente era Hugo Chávez. En diez años perdió más de cuatro millones de votos.
Las recientes elecciones han sido rechazadas por gran parte de la comunidad internacional: países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España, entre otros, denunciaron que los comicios se celebraron con estándares democráticos muy pobres.
En ese sentido, Isabel Santos, jefa de la misión observadora de la Unión Europea en Venezuela, presentó su informe preliminar sobre las elecciones regionales, en el que se constató la “falta de independencia judicial y la no adherencia al estado de derecho”.
La diplomática portuguesa, que volverá al país a fines de enero o principios de febrero -según dijo- para presentar el reporte completo, añadió que “la campaña política estuvo marcada por el uso extendido de recursos del Estado”.
Expresó que “no hubo sanciones del Consejo Nacional Electoral (CNE) a las violaciones” y que los observadores del bloque “fueron testigos del establecimiento de puntos de control en los 23 estados y el Distrito Capital, a pesar de su prohibición explícita por el CNE”.
Los números absolutos de las últimas cinco elecciones de Venezuela reflejan una realidad abrumadora: desde que Nicolás Maduro ha ocupado el lugar de Hugo Chávez, el número de votos logrados por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) demuestra un derrumbe constante. Esto, incluso, con los datos aportados por el propio Consejo Nacional Electoral (CNE), afín a la dictadura chavista.
A continuación, un repaso por los últimos procesos electorales –todos viciados de irregularidades-, y cómo fue mermando de manera estrepitosa el apoyo popular hacia el régimen.
Elecciones parlamentarias 2020
La oposición venezolana informó que la abstención en los comicios del 6 de diciembre de 2020 fue superior al 80%. “El rechazo del pueblo venezolano ha sido evidente”, manifestó durante un discurso Juan Guaidó.
No obstante, como era de esperarse, las autoridades electorales chavistas reportaron otros números, e incluso proclamaron un triunfo mayor al adjudicado oficialmente en las elecciones, al asegurar que obtuvieron el 72% de los votos pese a que el boletín oficial le otorga el 68,43% de los sufragios.
El 9 de diciembre de 2020, la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó una resolución en rechazo de las elecciones parlamentarias.
El texto expresó un “rechazo a la elección fraudulenta del 6 de diciembre, conducida por el régimen ilegítimo de Nicolás Maduro con el evidente propósito de eliminar la única institución legítima y democrática electa en Venezuela”.
La resolución expresó que las elecciones no fueron “libres ni justas de conformidad con las condiciones establecidas en el derecho internacional”, en un contexto donde no han sido liberados los presos políticos y hay una “falta de independencia de la autoridad electoral”.
Elecciones presidenciales de 2018
Los comicios presidenciales para el período 2019 a 2025 se llevaron a cabo el domingo 20 de mayo de 2018, y durante lo que duró el proceso y en los resultados mostraron la impotencia creciente del chavismo ante el derrumbe de los votos desde 2012 a esa parte.
Quizás fue ese fenómeno el que impulsó a Nicolás Maduro y sus colaboradores a ensuciar el proceso desde el comienzo, postergándolos desde el 22 de abril hasta el 20 de mayo, con el objetivo de que coincidan con la elección de los consejos legislativos estatales y de los consejos municipales, aunque la de estos últimos finalmente fue aplazada.
La comunidad internacional señaló las irregularidades desde entonces, asegurando que carecían de transparencia y de garantías electorales. Por esas irregularidades, la elección experimentó la abstención más alta en la historia de los comicios presidenciales desde la llegada de la democracia en 1958. De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral, participó de los comicios apenas el 46% del padrón. La cifra responde a que los principales candidatos y partidos de la oposición decidieron no formar parte del proceso electoral; sobre todo después de que el chavismo bloqueara algunas candidaturas como la de Henrique Capriles. Además, decenas de otros líderes se encontraban arbitrariamente en prisión, como Leopoldo López y Antonio Ledezma.
En cuanto a los resultados, Maduro obtuvo, siempre según datos aportados por el CNE chavista, el 67,84% de los votos escrutados, pero que representaban -ante la alta abstención- apenas 6.245.862, un millón trescientos mil votos menos que los obtenido en la última elección presidencial de 2013.
Esa desesperada maniobra del dictador por perpetuarse en el poder fue el comienzo de un masivo repudio internacional hacia el chavismo. Ante las irregulares condiciones con que se desarrollaron los comicios, gran parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, desconoció los resultados. Por ese motivo, en enero de 2019, cuando el ganador de las elecciones de 2018 debía asumir el mando, los países del mundo libre desconocieron las legitimidad de Maduro como presidente de Venezuela, y manifestaron su respaldo a Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional, como presidente encargado del país.
Elecciones presidenciales de 2013
Los comicios, que no estaban previstos, fueron convocados por el Consejo Nacional Electoral cuatro días después de la muerte de Chávez, el 5 de marzo de 2013, para definir a su sucesor o abrir camino a la oposición de ese país. Finalmente, las elecciones se realizaron el domingo 14 de abril de 2013.
La elección se disputó entre el Gran Polo Patriótico (GPP), que respaldaba la candidatura de Nicolás Maduro, del Partido Socialista Unido de Venezuela, quien había sido designado como su sucesor por el propio Comandante, y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), representada, una vez más, por Henrique Capriles Radonski, del partido Primero Justicia (PJ).
Maduro, quien había sido canciller de Chávez, se proclamó vencedor de unos cuestionados comicios con el 50,61%, lo que representaba 7.587.579 votos absolutos. Es decir, 603.553 votos menos en relación a la elección de apenas un año antes.
Por su parte, Capriles, de la MUD, obtuvo un 49,12% (7.363.980 votos): unos 772.676 sufragios más que la elección anterior.
Fue la segunda elección presidencial más ajustada en la historia de Venezuela, y estuvo marcada por denuncias de fraude e irregularidades por parte de la oposición.
Elecciones presidenciales de 2012
En medio de los rumores sobre su salud y con una creciente presión internacional por las irregularidades democráticas en Venezuela, el caudillo bolivariano Hugo Chávez se impuso en los comicios con el 55.07% (8.191.132 votos), contra el 44.31% (6,591,304 votos) de Henrique Capriles, de la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
De acuerdo con datos de entonces publicados por el Consejo Nacional Electoral, los comicios tuvieron una participación histórica, con más de un 80% del padrón. Chávez se mostró triunfador en 20 de los 24 estados venezolanos, .
Las elecciones buscaban definir el presidente para el periodo 2013-2019, y todo indicaba que Chávez podría cumplir su cuarto mandato electoral sin problema alguno, tras haber realizado una reforma constitucional que eliminaba las restricciones a la reelección indefinida.