Lo «más sano» sería que Ecuador y Venezuela restablecieran las relaciones, dijo a la Voz de América el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, en un comentario que marca un giro en su discurso, desde que en abril del 2022 dijera al presidente de Argentina Alberto Fernández que analizaría una propuesta de este tipo pero indicó entonces que su gobierno «no estaba listo para tomar la decisión».
Lasso está en Nueva York, donde asiste a las reuniones de la 78 Asamblea General de la ONU. El mandatario visitará la capital estadounidense desde este viernes.
«Yo creo que lo más sano es normalizar relaciones en homenaje a los pueblos de Venezuela y Ecuador», dijo Lasso. «Más allá del próximo gobernante lo que yo siempre pensé es que en bien del pueblo venezolano y del pueblo ecuatoriano, que son pueblos hermanos, debería restablecerse esa situación», agregó.
Ecuador y Venezuela rompieron relaciones en 2018, tras la expulsión de las representaciones diplomáticas en ambas naciones. La crisis diplomática la desencadenó las declaraciones del ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez, en contra del entonces presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, después de que este solicitara a Asamblea General de la ONU «una acción continental» para los problemas de ese país que han derivado en la migración de miles de venezolanos. Rodríguez llamó a Moreno «mentiroso».
En abril del pasado año, el mandatario argentino le dijo a Lasso que era el momento de «ayudar a Venezuela» en el contexto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), para su recuperación como país y como sociedad. Lasso «acogió» la recomendación pero dijo: «No estamos listos para tomar una decisión».
«El tiempo no me dio espacio para lograrlo», aceptó Lasso el martes en conversación con la VOA.
¿Qué cambiaría de lo hecho en 30 meses de gobierno?
Sobre la próxima transición y su periodo reducido en la presidencia dijo: «No cumplí el periodo que esperaba porque debí disolver la Asamblea dentro del marco constitucional para evitar un desgaste mayor dentro de la economía y un mayor impacto negativo sobre la población ecuatoriana.
«No todo fue hecho a la perfección, quizás en materia de comunicación, quizás en materia económica lograr mejores números en cuanto al déficit fiscal, crecimiento económico, pero así es la vida, uno no cuenta con imponderables como el crudo invierno de 2022, de 2023 y ahora tenemos que invertir recursos para mitigar el impacto del fenómeno de El Niño.
«Claro que sí, hubiera aspirado a terminar los cuatro años», dijo a la VOA. Recalcó que el presidente que los ecuatorianos elegirán en noviembre solo será por un año y medio, «para terminar mi periodo de gobierno».
Lasso resaltó lo que catalogó como «logros» de su gobierno, entre ellos una reducción de la desnutrición crónica en el país en 3,5 puntos porcentuales. «Esto es muy importante porque hemos salvado a más de 20.000 niños. Es decir, salvado el futuro de Ecuador».
Citó además la «contribución de Ecuador [a la lucha contra el] cambio climático a través de la creación de la reserva marina en Galápagos».
Avances en la economía, la creación de empleo, el apoyo a microempresarios, la construcción de escuelas «muy modernas», las construcción de tres de cuatro hospitales previstos, fueron otros de los logros que identificó Lasso de su mandato.
Inseguridad
Consultado por la VOA acerca de qué fue lo que impidió que su gobierno consiguiera reducir los índices de inseguridad, prometidas durante la campaña, Lasso respondió: «El problema [del narcotráfico] ya estaba ahí [antes de su gobierno]. La semilla o el virus ya estaba inoculado en la sociedad ecuatoriana».
El presidente ecuatoriano, no obstante, resaltó que su gobierno incautó 500 de toneladas de drogas en dos años, lo que representa un promedio de 250 toneladas por año, ubicando a Ecuador como el tercer país de incautación de drogas, de acuerdo con la ONU.
«Los gobiernos anteriores no incautaban más de 40 o 50 toneladas (…) Frente a ese resultado [de su gobierno en dos años] hubo una reacción violenta», dijo, argumentando que lo que tenía a su mano era «una fuerza del orden desmantelada por gobiernos anteriores» y una policía nacional «que requería de más personal» para ser efectiva.
Dijo que contrató un 20 % más de policías y compró equipamiento que deberá llegar próximamente al país.