El economista Leonardo Vera refirió que «Venezuela una vez más hundida en una fase contractiva del ciclo. Según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas, la actividad económica cayó una vez más (6,3 puntos) en el segundo trimestre del año.»
«Veamos rápidamente que pueden estar explicando el contexto recesivo:
Considera que «la economía de Venezuela apenas tuvo un respiro recuperador que no podemos llamar crecimiento, pues la capacidad ociosa del potencial productivo disponible aún es muy grande. Así que un crecimiento sostenido de la demanda era necesario para continuar el proceso.»
«Pero el crecimiento de la demanda de consumo privado, que fue lo que movió la economía por un breve lapso, se ha parado en seco como consecuencia de la política anti inflacionaria que ha desplegado el gobierno de Maduro», agregó.
En su opinión, «sus «asesores» se empeñaron en anclar (al final del pasado año) el tipo de cambio en una paridad sobrevaluada y sin reservas internacionales para defenderla. La catástrofe vino a fin de año con una devaluación colosal y prolongada que destruyó el poder adquisitivo del ingreso.»
Mientras, la política de ingresos ha venido apuntando a un congelamiento brutal del salario mínimo y de las escalas salariales contribuyendo a caída de los salarios reales y del consumo. No hay inversión que haya podido venir al rescate. Ni doméstica, ni internacional.
La inversión doméstica está paralizada. La pública por ausencia de planes y recursos. La privada, por el contexto bizarro y conflictivo en que Maduro y sus enanos han metido al país. No terminan de entender que su ejecutoria y narrativa política afecta el clima para invertir.
Venezuela está ausente en el radar de los inversionistas foráneos, por su aislamiento político, económico y financiero, por su marco jurídico-institucional precario, por la inestabilidad de su economía y por las mismas perspectivas de recesión y estancamiento.