Por: Kapé Kapé
Unas son obreras y cocineras en la escuela y otras hacen las labores del hogar, independientemente de su ocupación, también se dedican a la artesanía como una forma de contribuir a resolver alguna necesidad de sus casas, con la mejor herramienta: sus conocimientos ancestrales.
En San José de Galipero, comunidad indígena piapoco ubicada en la parroquia Parhueña, del municipio Atures del estado Amazonas, varios de sus habitantes trabajan en el sector educativo, mientras apenas unos pocos tienen conucos por falta de suelos aptos para la siembra.
“Son muy ácidos, hay muchos bachacos que acaban las plantas y los terrenos quedan lejísimo” cuenta a Kapé Kapé Juan Bautista Rodríguez, el cacique de esta comunidad.
Por esta razón tienen que buscar métodos alternos a sus empleos y al conuco para poder subsistir y no había más que recurrir a uno de sus recursos ancestrales como es la artesanía.
Tejen cesticas, carteras, sombreros y hasta chinchorros usando como material base la fibra que obtienen de la palma de moriche que luego ponen a secar al sol.
Adelita Rodríguez es obrera en la escuela de San José y también teje artesanías para ayudarse. Es parte de un proceso de transmisión práctica y oral que pasó de su abuela a su madre y de ahí a ella. “Aprenda porque no sabe cuándo lo pueda necesitar” le decían.
Explicó que para la mujer indígena el proceso de obtención de la fibra de moriche es difícil, tienen que ir los hombres o los muchachos a buscarlo para subirse a la palma o sino le toca comprarle a alguien que tenga a la venta.
En su caso dice que le toma como 3 o 4 días tejer una cartera porque ella es sola.
Doña Emilde Ginao, es otra tejedora de la comunidad, al igual que Cecilia Rodríguez, ellas manifiestan que tardan a veces un día completo en tejer una pieza. A medida que van avanzando en experiencia más rápido tejen sus artesanías.
Tanto Adelita como doña Emilde y Cecilia venden cada pieza entre 3 y 8 mil pesos colombianos. Una persona va semanalmente a la comunidad a comprarles la mercancía que posteriormente vende en Puerto Ayacucho y hasta lleva al interior del país y al extranjero.
Manifiestan que con lo que ganan no resuelven mucho pero que en algo se ayudan.
La artesanía juega un papel fundamental en la alternativa económica de las comunidades piapoco, donde destacan el tejido de las bombonas que hacen en Betel y Picatonal, los tallados de madera de Agua Blanca y las cestas, carteras y sombreros de San José, cuyas mujeres ven en sus conocimientos culturales ancestrales y en los recursos naturales con los que cuentan en sus territorios una opción que les permite contribuir económicamente en el sustento de sus hogares.