Comenzó hace varios años, en el 2015 para ser exactos, cuando la complejidad de la crisis en Venezuela impulsó a incontables venezolanos a marcharse a Perú para saltarse la barrera del idioma, dejando de lado a Estados Unidos. Economistas y analistas políticos lo recomendaban.
La xenofobia, ese extraño sentimiento desconocido para los venezolanos se instaló en Perú y varios connacionales han perdido la vida. Repartidores de comida, con pandemia y sin ella, la animadversión hacia los venezolanos superó al Covid-19. Es una amenaza recorrer las calles en libertad.
Pero lo ocurrido este martes en Perú con la llegada de los jugadores de la Vinotinto superó lo esperado. Los cuerpos policiales rodearon instalaciones del estadio de fútbol con la finalidad de contrarrestar a migrantes ilegales en el país.
Lo más inexplicable la actitud de la policía peruana contra los jugadores venezolanos cuando no se sabe si en un ataque de frustración de un fanático al ver que su equipo no logra salir del foso en el décimo lugar, agrede al defensa Nahuel Ferraresi, quien solo pretendía devolver un saludo a la fanaticada del equipo Vinotinto, primero impidiendo se acercara a la barra y luego golpeándolo con insultos e improperios.
Ferraresi aseguró en sus redes sociales que no fue mucho, sin embargo tiene un hematoma en su mano.
Texto Mercedes Marín