Altos responsables de Estados Unidos y la Unión Europea se reunirán miércoles y jueves en Pittsburgh, con la voluntad de reforzar lazos comerciales en el sector tecnológico lastimados durante la administración Trump, en medio de una penuria mundial de semiconductores.
La elección de esta ciudad estadounidense en Pensilvania, otrora capital siderúrgica reconvertida en centro de tecnología, como hogar de la primera reunión del Consejo de Comercio y Tecnología (TTC en inglés) es simbólica, ya que europeos y estadounidenses dialogan para dirimir diferencias sobre el acero y el aluminio que contaminan sus relaciones comerciales desde hace más de tres años.
Washington y Bruselas hicieron saber que la resolución del conflicto provocado por la imposición, en junio de 2018, de aranceles de 25% sobre el acero europeo, y de 10% sobre el aluminio europeo en nombre de la seguridad nacional de Estados Unidos, no hace parte de las discusiones en Pittsburgh.
Pero el asunto está en la mente de todos.
– Inteligencia artificial –
Su resolución, al margen de esta reunión, sería una señal de que la relación transatlántica vuelve sobre buenas bases tras varias rupturas de confianza causadas por Estados Unidos.
Aunque la Casa Blanca mostró en junio señales de querer apaciguar las relaciones con Bruselas al hacer las paces sobre el viejo conflicto que opone Boeing a Airbus, Joe Biden suscitó recientemente el enojo al retirar sin preaviso las tropas estadounidenses de Kabul, a finales de agosto.
Luego, el anuncio de un pacto de seguridad entre Estados Unidos, Australia y Gran Bretaña sin consultar a los europeos agravó las dudas sobre su real interés en cooperar.
En Pittsburgh, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos; Gina Raimondo, secretaria de Comercio; y Katherine Tai, representante de Comercio, estarán al lado de Valdis Dombrovskis y Margrethe Vestager, ambos vicepresidentes de la Comisión Europea y quienes negocian en nombre de los veintisiete.
Antes de salir para Pensilvania, Dombrovskis explicó desde Washington que el TTC se organizará alrededor de 10 grupos de trabajo que estudiarán temáticas tan diversas como sensibles: entre ellas la regulación de plataformas numéricas, los límites de la inteligencia artificial en cuanto a la vida privada, el control de inversiones extranjeras, las exportaciones estratégicas y, sobre todo, la escasez de semiconductores.
La demanda de aparatos electrónicos de todo tipo estalló desde el inicio de la pandemia, entre el auge del teletrabajo y el ocio en casa.
Los fabricantes de semiconductores, que debieron en ocasiones cerrar fábricas por culpa del covid, responden a duras penas a la demanda mundial.
Estados Unidos quiere lograr un acuerdo con Europa sobre los semiconductores.
Dombrovskis evocó “una comunicación” sobre el tema que se dará tras el encuentro.
“Hace 20 años fabricábamos alrededor de 50% de todos los chips. Hoy, nuestra parte de la producción mundial es de solo 12% y fabricamos 0% de los chips tecnológicamente avanzados”, lamentó el martes Raimondo ante el Club Económico en Washington.
La funcionaria exhortó el Congreso a invertir masivamente para aumentar drásticamente la producción estadounidense de semiconductores.
– ¿Qué alternativas a la confrontación con Pekín? –
Los europeos también quieren producir más semiconductores para reducir su dependencia de Asia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo plantea como una “cuestión de soberanía”.
Además de estos productos serán evocadas prácticas comerciales desiguales como subvenciones o transferencias tecnológicas forzadas, con el telón de fondo de la política comercial que se debe llevar con China.
Por ahora la administración Biden se inscribe en la misma dinámica que la de su antecesor, Donald Trump, de mano dura hacia Pekín. Su administración mantuvo los aranceles sobre mercancías chinas.
Dombrovskis pareció distanciarse de esa posición el martes al resaltar que el TTC no tenía vocación de apuntar a un país en particular.
La semana pasada, Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, evocó el ejemplo de la tecnología de internet ultrarrápido 5G para mostrar que los europeos emprendieron una vía alternativa a la confrontación brutal con Pekín.
Explicó entonces que los europeos eligieron la reglamentación más que la prohibición de grupos chinos.
AFP