Con el rompimiento de las rutinas laborales se han encontrado nuevas maneras de producir que también han traído ventajas y desventajas a las organizaciones, afirmó Ronald Balza
Para el socio director de KPMG en Venezuela, la pandemia lo que hizo fue mover los cimientos para demostrar que el futuro del trabajo es distinto
El 15 y último ya no será igual. Así como el COVID-19 cambió los estilos de vida de todos los seres humanos, el virus también sirvió como acelerador para que se produjeran cambios en las relaciones laborales.
Trabajar desde casa ha sido una de las modalidades más implementadas desde que inició el confinamiento; pero hay trabajos que, dependiendo de la rama comercial, han tenido que adaptarse, evolucionar y reinventarse haciendo uso de herramientas digitales y tecnológicas para poder mantenerse.
Estos cambios, o maneras distintas de realizar el mismo trabajo con el mismo objetivo y sin la necesidad de pasar tantas horas en un lugar, obligan tanto a empleados como a empleadores a analizar que el futuro laboral ha cambiado y seguirá transformándose con el pasar de los años.
Presente y futuro del mundo laboral
El decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Ronald Balza, considera que con el rompimiento de las rutinas laborales se han encontrado nuevas maneras de producir que también han traído ventajas y desventajas a las organizaciones.
“Las nuevas condiciones laborales también implican otras formas de compensación y esto no se refiere sólo al salario que se le paga al trabajador, sino a otro conjunto de retribuciones, incluso por su afiliación a una organización que le de sentido de pertenencia o le dé cierta seguridad ante otros problemas, como un seguro en caso de enfermedad o que se le permite ser parte de una red de apoyo mutuo”, explicó Balza.
A juicio del decano de la Ucab, las nuevas relaciones laborales pueden incluir en el futuro la posibilidad de hacer trabajos en casa y trabajos presenciales pero se debe pensar muy bien en las formas de organización, pues lo más importante es el producto que se va a vender, el tipo de clientes que se tiene y el tipo de actividad.
El teletrabajo no es para todas las personas ni para todas las tareas. “Hubo una cantidad de empresas que cerraron sus oficinas y los trabajadores tienen que usar sus casas, pero puede que no se preste el servicio adecuadamente por todo lo que implica estar en casa”, dijo.
Para Ramón Ostos, socio director de KPMG en Venezuela, la pandemia lo que hizo fue mover los cimientos para demostrar que el futuro del trabajo es distinto.
“El futuro del trabajo es híbrido, pero eso lo va a determinar cada organización dependiendo de su funcionamiento”, asegura Ostos.
Durante una charla ofrecida en el marco de la Feria de Empleo de la UCAB, ell socio director de KPMG afirmó que va a ser muy probable que cuando haya una vacunación masiva en el país muchos de los empleados y colaboradores no van a querer regresar a sus lugares de trabajo por la flexibilidad que se ha generado con la pandemia.
Teletrabajo no es día libre
Desde mayo de 2020, Ilse Pacheco trabaja desde su casa. Lleva la contabilidad de una empresa de telas y también se encarga de varios asuntos administrativos. Afirma que ha visto el lado positivo del home office.
“Aunque al principio fue difícil adaptarme, ahora siento que puedo manejar el tiempo de acuerdo a mis necesidades, también evito el caos del metro y del transporte terrestre. Pienso que trabajar así es más productivo, aunque se podrían fusionar las dos modalidades”, dijo.
Un artículo publicado en la revista Mit Sloan Management Review afirma que los espacios de trabajo futuros deberán ser más flexibles, menos centralizados y más enfocados en las personas para atraer y retener al mejor talento y al mismo tiempo, garantizar que estos trabajadores estén motivados y sean creativos tanto cuando trabajen de forma remota como presencial.
Cambios que llegaron para quedarse
La adaptación, organización y flexibilización parecen ser la clave en estos momentos, pues ya no se trata de la supervisión del trabajo y el cumplimiento cabal del horario laboral, ahora todo se mide por el rendimiento y el cumplimiento de objetivos puntuales.
Johanna Laguna es especialista en recursos humanos de una reconocida entidad bancaria. Afirma que cuando se anunció la llegada de la pandemia fue muy difícil porque no tenían idea de cómo seguir prestando el servicio sin poner en riesgo la salud de los empleados.
“Al principio hubo mucha tensión y resistencia al cambio. Fue muy atropellado el hecho de tener que llevar la oficina a la casa, pero con el tiempo nos fuimos acoplando y ahora más del 80% de la organización que trabaja en el área administrativa, lo hace desde la casa”, aseguró.
Hasta la puerta de la casa
La llegada del virus fue el detonante para que la zapatería de Beatriz Martinez bajara definitivamente la santamaría. “Toqué fondo en lo que fue abril, mayo y junio de 2020. Estaba desesperada porque no teníamos trabajo ni otras fuentes de ingreso. Sin embargo, gracias a la creatividad de mi sobrino y al empuje de mi esposo decidimos continuar con el negocio, pero con la particularidad de que ahora solo trabajamos vía online, con esto nos ha ido muy bien, reducimos personal y no pagamos alquiler de local, solo que ahora la casa parece un depósito”.
El auge del delivery durante la pandemia ha sido de gran ayuda para muchos jóvenes como Juan Aguilar. “Desde que el delivery se volvió un boom en Caracas no he parado de trabajar. Hay muchas personas que les da temor salir a la calle por el tema del coronavirus y prefieren que todo se lo lleven a su casa y para mi es mejor porque me siento más seguro haciendo envíos que carreras de mototaxi”.
Las clases y reuniones por Zoom y otras plataformas tecnológicas son cambios en la manera de comunicarnos y estudiar que también impuso la pandemia, y que posiblemente sean muy utilizados después de que retorne la anhelada normalidad.
“Hasta que todos no estén vacunados yo no pienso volver a las aulas de clases. Aunque la dinámica no sea la misma, es preferible seguir dando clases online que enfermarnos en un país donde el sistema de salud público genera tanto temor”, afirmó el profesor universitario Domingo Ramírez.
Grandes empresas tuvieron que adaptarse
Para grandes empresas que manejan en sus nóminas cientos de empleados y que tienen la responsabilidad de producir alimentos, ha sido más difícil el hecho de adaptarse a los cambios. Sin embargo, para Empresas Polar no ha sido imposible el hecho de producir y cuidar de sus empleados.
Augusto Báez, gerente corporativo de Salud, Seguridad y Ambiente de Empresas Polar afirmó que desde el comienzo de la situación, se hizo un gran esfuerzo por mantener la continuidad operativa a un ritmo estable para garantizar la producción, distribución y venta de alimentos y bebidas.
Sobre los cambios que realizaron para mantenerse operativos, Baez destacó que siguen trabajando para consolidar una nueva cultura de trabajo que les permita seguir operando y dando frutos aún sin pandemia.
“La modalidad de trabajo remoto ha permitido obtener buenos resultados, por lo que no se descarta seguir funcionando con opciones de esta modalidad por tiempos más prolongados”, afirmó Báez.
Panorama sombrío
Aunque no se conocen cifras oficiales sobre la población vacunada, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que solo el 4 % de los venezolanos ha sido vacunado contra la COVID-19, lo que genera un gran atraso en comparación con otras naciones.
El pasado 17 de mayo, el presidente de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, el médico Enrique López-Loyo afirmó que a la velocidad de vacunación que lleva el país “podríamos tardar hasta 10 años en vacunarnos si no existe una vacunación efectiva. Venezuela sería entonces un punto negro dentro de todos los aspectos de control en el área subregional de América Latina”, dijo.
Un artículo de Froilán Barrios publicado en Runrun.es sobre la 109.ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo, estimó que el escenario para América Latina y especialmente para Venezuela es complicado en materia laboral.
“Es un contexto de escenarios sombríos, de crecimiento de la desigualdad social, económica y de agravamiento de la pandemia que pronostica un 2021 de retrocesos, de aumento de la pobreza general y de caída de la riqueza nacional”, apunta el texto.
Sobre esto, Ronald Balza destaca que Venezuela sigue siendo un caso severo y desigual en la distribución del ingreso y la riqueza, lo que también ha generado muchas relaciones laborales informales.