Ante el agravamiento de la situación de derechos humanos en Nicaragua y, especialmente, la persecución del régimen Ortega-Murillo contra la labor pastoral de la Iglesia Católica de Nicaragua y el silenciamiento de sus medios de comunicación
El Comité Directivo de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), reunido el viernes 5 de agosto, resuelve:
1.-Denunciar el profundo deterioro de los derechos humanos en Nicaragua, evidenciado en esta ocasión en la grave y flagrante violación de la libertad de expresión y la libertad religiosa. En efecto, nueve radioemisoras de la Diócesis de Matagalpa y dos radios comunitarias han sido
cerradas arbitrariamente por orden del gobierno, violando los procedimientos legales establecidos para la suspensión o cierre de radioemisoras.
2.-Rechazar enérgicamente la violación a la libertad religiosa, practicada por las fuerzas policiales que se tomaron la capilla y la casa sacerdotal para impedir al Obispo de Matagalpa,
Monseñor Rolando Álvarez, la realización de la eucaristía y los oficios religiosos.
3.-Demandar a las autoridades el respeto a los derechos humanos y las libertades de los nicaragüenses a practicar y profesar su fe tal como lo garantiza el art. 18° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este derecho contempla la libertad de manifestar su religión o su creencia, en público y en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
4.-Demandar a las autoridades el respeto a la dignidad de las autoridades religiosas. Es inaceptable que el Obispo o los religiosos en Nicaragua estén de rodillas en la calle, rodeados y acosados por policías, para suplicar el derecho de alabar a Dios y ejercer su religión.
5.-Formular un llamado a la comunidad internacional, las organizaciones de derechos
humanos y al Papa Francisco para intervenir a favor de la libertad religiosa y el derecho de la Iglesia Católica a cumplir con sus oficios religiosos, a orientar y proteger a sus miembros, y a mantener medios de comunicación en Nicaragua.
6.-Advertir que la situación de derechos humanos en Nicaragua se encuentra en un punto extremo y que todas las organizaciones internacionales deben actuar unidos en la denuncia y la
defensa de las libertades humanas a las que todos tenemos derecho. Hoy, no podemos dejar en entredicho nuestra obligación de defender urgentemente los valores humanistas, democráticos y éticos, frente a los ataques de fuerzas dictatoriales y antidemocráticas.