Los contactos diplomáticos para rescatar el acuerdo que en 2015 bloqueó que Irán pudiera hacerse con armas atómicas se reanudan este jueves en Viena, en un ambiente tenso por las nuevas sanciones de EEUU y por las exigencias planteadas por Teherán la semana pasada y que Europa considera un grave paso atrás.
La dificultad del proceso, que ya quedó patente la semana pasada en el primer contacto tras cinco meses de parón negociador, ha aumentado después de que Washington haya sancionado a cuerpos y dirigentes de seguridad iraníes, al considerar que están implicados en graves abusos de derechos humanos.
El Gobierno iraní ya ha advertido de que estas sanciones son incompatibles con la negociación nuclear.
Esta séptima ronda de contactos, la primera tras la elección del ultraconservador Ebrahim Raisi como presidente de Irán, quedó interrumpida el pasado viernes tras cinco días en los que Irán planteó cambios a los documentos pactados en la anterior reunión, en junio.
“SENSACIÓN DE URGENCIA”
“Nos esperan importantes desafíos. El tiempo no es ilimitado. Hay una evidente sensación de urgencia y no tenemos mucho tiempo, y mucho trabajo por hacer”, resumió el viernes el resultado de esos contactos Enrique Mora, el número dos del servicio diplomático de la UE y coordinador de las negociaciones.
Mora indicó que el equipo negociador iraní había presentado al resto de delegaciones la “sensibilidad” política del nuevo Gobierno.
“Teherán está dando marcha atrás en casi todos los difíciles compromisos elaborados tras muchos meses de duro trabajo”, resumieron esas propuestas fuentes diplomáticas de Alemania, Francia y Reino Unido que, junto a Rusia y China, negocian con Irán.
LEVANTAMIENTO DE SANCIONES
Irán reclama el inmediato levantamiento de todas las sanciones, especialmente las que ahogan su economía, un alivio que Estados Unidos y Europa quieren que esté vinculado a que Teherán dé marcha atrás en los avances tecnológicos logrados en los dos últimos años y que han acercado al país a la capacidad de desarrollar bombas nucleares.
En el acuerdo de 2015 Irán aceptó reducir el tamaño y el alcance de su programa atómico hasta un nivel que le hiciera imposible desarrollar un arma atómica en menos de un año.
A cambio, se le prometió un progresivo levantamiento de las sanciones impuestas durante los años en los que ignoró las exigencias de Naciones Unidas de limitar sus actividades.
Ese beneficio se interrumpió cuando el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sacó a su país del acuerdo en 2018 y reimpuso sanciones de forma unilateral.
Un año después, Irán respondió acelerando su programa atómico más allá de lo permitido por el acuerdo hasta el punto de que algunos expertos creen que está ahora a un mes de tener suficiente combustible nuclear para fabricar un arma atómica.
El nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, se ha mostrado dispuesto a regresar al JCPOA, el nombre del acuerdo en sus siglas inglesas, pero bajo la condición de que Irán cumpla sus obligaciones.
De hecho, un alto cargo estadounidense participa en la negociaciones de Viena a través de intermediarios, ya que Irán se niega a sentarse juntos en la mesa de diálogo.
Los europeos aseguran que las propuestas de Irán son “incompatibles” con el JCPOA y dudan de que con esa base sea posible llegar a un acuerdo en un plazo realista, sobre todo ante la velocidad con la que Irán acelera sus esfuerzos nucleares.
Teherán asegura que sus propuestas son perfectamente encajables y que su intención es cerrar un acuerdo.
EFE