Las investigaciones vienen señalando desde hace tiempo el importante volumen de explotación ilegal en el mercado de la madera en Brasil y su relación con la deforestación en la Amazonia. Según un estudio realizado en 2020 por la ONG Imazon, alrededor del 70% de la madera explotada en el estado de Pará entre agosto de 2017 y julio de 2018 tenía un origen ilícito – tomada de áreas donde no había autorización del estado. Así lo reseñó la Agência Pública brasileña de noticias.
Sin embargo, lo que es nuevo es el fenómeno de la creciente superposición de las rutas de las facciones criminales del narcotráfico con las de los grupos vinculados a los delitos medioambientales. El delito medioambiental puede estar sirviendo como una nueva forma de capitalización para los narcotraficantes, con pruebas del uso de cargamentos de origen forestal para disfrazar el envío de drogas al extranjero.
La situación es señalada por fuentes vinculadas a la Policía Federal (PF) y por investigadores de seguridad pública escuchados por la Agencia Pública. “El principal producto forestal utilizado para la exportación de drogas a Europa es la madera”, afirma Aiala Couto, geógrafo de la Universidad Estatal de Pará (Uepa) e investigadora asociada al Foro Brasileño de Seguridad Pública y al Instituto Clima y Sociedad. Couto está desarrollando una investigación que se publicará este año y que trata de la territorialización del crimen organizado en la Amazonia y su relación con los delitos medioambientales. Según él, los productos minerales, especialmente el manganeso, ocupan el segundo lugar en la lista de incautaciones.
La investigación de Couto muestra que, entre 2017 y 2020, se incautaron en los estados amazónicos unas 9 toneladas de drogas -principalmente cocaína y marihuana- procedentes de Surinam, Colombia, Bolivia, Venezuela y Perú. La droga llegó principalmente por vía fluvial y terrestre. Los datos también se recopilaron a partir de las noticias sobre las incautaciones. La información recopilada por el investigador apunta a un solapamiento entre las zonas en las que se producen incautaciones de madera ilegal y contrabando de minerales y las zonas de incautación de drogas.
Según información de la Secretaría de Ingresos Federales pasada a Pública, solo en el puerto de Santos, en el estado de São Paulo, se incautaron más de 2 toneladas de narcóticos envasados en productos de origen extractivo entre 2019 y 2021. Las drogas se encontraron en palés de madera, fibras de amianto, cargas de grafito, microsílice y corindón (un mineral a base de óxido de aluminio).
De acuerdo con el delegado titular del Departamento de Policía de Represión de Narcóticos (DRE) PF en el estado de Amazonas, Víctor Mota, se ha encontrado que la madera es la carga más utilizada por el tráfico de drogas. “Ya hemos hecho un estudio de las exportaciones del narcotráfico a Europa, y la primera toma de carga [donde se esconde la droga] es la madera. Ya sea en forma de muebles, ya sea en forma de vigas, o en otras formas”, dijo el delegado, en una entrevista con Agência Pública. Según Mota, esta información está contenida en una encuesta interna ya elaborada por la PF, pero la institución negó la solicitud de acceso al documento.
El delegado fue el responsable de una de las operaciones más recientes sobre los vinculos de los delitos medioambientales con personas asociadas al narcotráfico. Deflagrada en julio de 2020, la Operación Schelde investigó quién estaba detrás del envío de 250 kg de cocaína a Bélgica en un cargamento de vigas de madera de origen ilícito en 2019. La investigación fue concluida recientemente por la PF y muestra la participación de personas con vínculos pasados con facciones criminales en el esquema.
El debilitamiento de la legislación medioambiental atrae a los grupos criminales
“Las rutas que se utilizan para el narcotráfico también se usan para el contrabando de madera, y algunas están cerca de las zonas de contrabando de minerales, especialmente en la minería ilegal de oro”, dice el investigador Aiala Couto. “Hay una mezcla en estas relaciones [entre el narcotráfico y los delitos medioambientales]. Y esto nos permite asociar el discurso del gobierno en relación a la cuestión ambiental con este fortalecimiento de las acciones de estas actividades criminales que conciernen al medio ambiente. Esto hizo posible que los grupos criminales organizados vieran estos delitos como una posibilidad dentro de su campo de acción para acumular capital”, argumenta.
Couto señala que ya hay registros de facciones criminales que compran ilegalmente áreas de bosque para beneficiarse de la tala ilegal e incluso para establecer áreas para la producción de marihuana, como ha estado sucediendo en el llamado “polígono de la marihuana” o “polígono de la hierba”, situado en el noreste de Pará.
La investigación de Couto registra la incautación de más de 2 millones de plantas de marihuana en la region de la Amazonia brasileña entre 2015 y 2020, el 55% del total incautado en el estado de Pará, con gran énfasis en los municipios del polígono. En agosto de 2020, la Operación Cosecha Maldita, lanzada conjuntamente por la Policía Federal y la Policía Civil de Pará, incautó cerca de 200 toneladas de marihuana en el noreste de Pará (más de 400.000 plantas). Según la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), ya hay registros de conflictos entre traficantes y comunidades tradicionales, como el caso de los ataques de piratas a la comunidad ribereña de Itamimbuca, en el municipio de Igarapé-Miri, ocurrido en enero de este año.
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