Para: Qué Pasa En Venezuela
Martha Escalona-Zerpa
¿Y qué pasaría en la tierra si la enorme diversidad de dinosaurios terrestres, acuáticos, aéreos, caníbales y vegetarianos tuvieran que coexistir con los seres humanos y otras especies animales en sus respectivos y circunspectos hábitats? Por ejemplo, ¿en el Parque Central neoyorquino, en los océanos del planeta, en Piccadilly, el Machu-Pichu, Alaska o Australia?
¿Habría una lucha por el espacio, por los alimentos, por los derechos de vida, por la supervivencia? ¿ Nos destruirían los dinosaurios antes de ser destruídos por meteoritos o incluso por una enorme bomba atómica salida de las entrañas de Moscú, de Teherán o de Pekín?
Algunas de estas preguntas aparecen desplegadas ya desde el inicio de «Jurassic World 3 Dominion» y tras 2 horas y 26 minutos de duración logra formular una respuesta, que ante la realidad actual con la guerra rusa en Ucrania y el nuevo armamentismo internacional, parece ilusoria y utópica: una coexistencia pacífica.
«Jurassic World 3 Dominion» es la mejor de todas las anteriores películas con y sobre dinosaurios revividos genéticamente, después de su radical extinción hace millones de años, antes de la emergencia evolutiva del ser humano. 25 años después, tras tres películas de Jurassic Park (1993, 1997 y 2001) y dos de Jurassic World (2015 y 2018), se estrenó en junio en los cines alemanes la sexta película de esta saga. La cual se basa en la teoría ficcionada del escritor Michael Crichton de que los científicos podrían devolver la vida a estas criaturas gigantescas a través de manipulaciones del código genético.
Al inicio de «Jurassic World 3 Dominion» una reportera, al estilo del sitio web de noticias estadounidense «Now This», resume la historia: El plan originario, de eliminar los dinosaurios construídos por intervenciones genéticas en el parque de atracciones fue todo un fracaso. Sucedió todo lo contrario.
Los dinosaurios han escapado y han comenzado a habitar todo el planeta por tierra, aire y mar. Enormes dinosaurios acuáticos vuelan barcos de pesca, lagartijas aladas atacan a niños, los dinosaurios terrestres causan accidentes automovilísticos.
Y el mundo se enfrenta al dilema moral de si estas especies animales, antes extinguidas y ahora re-hechas por científicos deben dejarse a su suerte o si deben hacerse responsables de las consecuencias resultantes actuando a su favor.
Mientras tanto, la empresa de investigación genética Biosyn se ha asegurado los derechos de pesca en todo el mundo y ha establecido un área protegida en las montañas de los Dolomitas en Italia. La investigadora Ellie Sattler (Laura Dern) duda de que esta empresa solo sea caritativa cuando encuentra langostas mutantes en el medio oeste de Estados Unidos que extrañamente dejan intactas las semillas de Biosyn, mientras destrozan todos los cultivos que no usan sus productos.
Esta breve interjección política intenta darle algo de profundidad a la historia, pero lo que Colin Trevorrow (director de las tres últimas Jurassic World) escenifica aquí es un vistazo total de las cinco anteriores producciones a través del reencuentro de sus primeros protagonistas: Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill y sus segundos protagonistas Bryce Dallas Howard, Chris Pratt y Bryce Dallas, para reunirse en el centro de investigación de Biosyn en los Dolomitas y averiguar el plan siniestro que esconde el científico psicópata.
Colin Trevorrow nutre «Jurassic World 3 Dominion» con referencias y recreaciones de escenas icónicas: un Tyrannosaurus Rex deslizándose frente a la ventana de un automóvil, con la boca atiborrada, Dern coqueteando con Goldblum y Neill divagando sobre teorías científicas. Y de placer recordar las escenas vistas en las películas pasadas.
En una secuencia digna de una película de James Bond, Chris Pratt es perseguido por dos lagartos gigantes entrenados para matar por las estrechas calles de Valeta en Malta y en una motocicleta intenta alcanzar a un avión que está despegando. La verdad es que no tiene ningún sentido, pero es divertido.
Después de todo, «Jurassic World 3 Dominion» como sus precedentes producciones fue producida como un claro éxito de taquilla, más allá de principios ecológicos, éticos o políticos y por ello no debería desaparecer de la pantalla. Como King Kong y Godzilla, El hombre Araña, Frankenstein o simplemente Drácula, nos encanta tener estos monstruos un tanto humanos y convivir con ellos, aunque -por ahora- sea tan solo en el cine y en la fantasía.