La inflación de la eurozona se aceleró más de lo esperado hasta el nivel más alto en 13 años, lo que avivó el debate sobre cuánto durará el pico posterior a la crisis.
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Los precios al consumidor subieron un 3,4% en septiembre, en comparación con una estimación de un aumento del 3,3%, según las cifras publicadas por Eurostat el viernes. Una medida que no contempla componentes volátiles como los alimentos y la energía subió al 1,9%, una tasa que no se veía desde 2008, reseña Bloomberg
El aumento de los precios está impulsado principalmente por los efectos relacionados con la pandemia y la reapertura de las economías después de largos períodos de cierre por el virus. El Banco Central Europeo espera un pico solo más adelante este año, antes de una desaceleración en 2022.
Sin embargo, los cuellos de botella de la cadena de suministro en la fabricación ya han durado más de lo que muchos habían anticipado inicialmente, y las encuestas muestran que las empresas intentan cada vez más transferir los costos a los clientes para proteger los márgenes de ganancia. Una crisis energética cada vez más profunda se suma a la presión.
Los precios de la energía subieron un 1,3% en septiembre y más de un 17% con respecto al año anterior. Los bienes industriales no energéticos fueron un 2,3% más caros que en agosto.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, reiteró esta semana que considera que los picos actuales son “en gran medida transitorios”, advirtiendo en contra de reacciones exageradas y de endurecimientos prematuros de la política monetaria. Algunos de sus colegas han expresado preocupaciones de que los pronósticos oficiales resulten demasiado bajos, aunque la mayoría aún espera que el crecimiento de los precios se desacelere eventualmente.